Tomó el voley como un hobby y jugará el Mundial

Tomó el voley como un hobby y jugará el Mundial

Cual si fuera una carrera con vallas, el misionero Wilson Acosta (19) ya superó casi todas y está en la recta final. Le queda el último salto para llegar a la meta, a ese final que, en realidad, es un inicio: ser parte de los 12 jugadores de la Selección Argentina Sub-19 que jugarán el Mundial de Túnez, desde el 21 de agosto.

Se trata de voleibol, deporte al que el oriundo de Cerro Azul llegó de casualidad y, sin embargo, le abrió todo un mundo nuevo. El becado en la Fiesta del Deporte de Primera Edición relató sus experiencias tras el nuevo llamado, que se dio el fin de semana pasado, al finalizar una nueva concentración nacional en Arequito, Santa Fe.

Wilson, otro paso más rumbo al Mundial de Túnez…

Sí, así es. Del 17 al 26 de mayo estuve en la quinta concentración. Eramos 24 en la primera y ahora quedamos 16. Y en esta última concentración me informaron que quedé dentro de los 14 que participarán de la sexta convocatoria, desde el 13 de junio en el CeNARD. Entrenamos con Pablo Rico, técnico de la Selección. Fue muy cansador, con una carga horaria importante. Ya en el CeNARD se sabrá quiénes viajan al Mundial. Sería un sueño estar ahí. Nunca imaginé llegar hasta acá.

¿Es cierto que llegaste al voleibol casi de casualidad?

Sí (se ríe). Lo recuerdo como si fuera ayer. Fue el 10 de mayo de 2011. Iván, uno de mis mejores amigos en Cerro Azul, me invitó a que lo acompañe a un entrenamiento de voleibol. Y como faltaba uno, el técnico me dijo si no quería jugar para ayudarlos. Eso fue un jueves, el domingo había un torneo. Volví a mi casa corriendo y le dije a mi papá lo que había pasado. Eso fue en la escuelita de Yarará Vóley, a cargo de Roberto “Pichi” Monzón. Fue de casualidad, empecé como un hobby, porque yo jugaba mucho al fútbol, me encantaba, pero el voleibol me terminó enamorando…

Y de ahí, ¿cómo fue el camino?

Bueno, en 2013 fue mi primer torneo nacional, los Juegos Evita, con Yarará. Y en 2014 empezamos a viajar a Chaco, Santa Fe y otras provincias. En 2015 Misiones volvió a pertenecer a la Federación Argentina y empezamos a jugar los torneos argentinos. Y en uno de esos certámenes estaba el técnico de la Selección Argentina Sub-17, Luis Testa, que me vio jugar y me llamó.

Un momento mágico…

Fue una alegría tremenda, no lo podía creer. Jamás pensé vivir todo eso. Fue un momento único e inolvidable, nunca pensé que me iban a llamar. Y después de eso, en 2017, firmé para San Lorenzo de Almagro. Y bueno, ahora pasé a Defensores de Banfield, que juega en la Primera División de la Liga Metropolitana.

¿Se puede vivir del voleibol en Argentina?

Hay jugadores en nuestro país y en todo el mundo que viven de esto. En los últimos años se le estuvo dando mucha importancia al voleibol, se está valorando un poco más. Y acá, si te va muy bien, puede pasar como a un futbolista, que te vas a jugar a Italia. Allá, por ejemplo, está Iván Zaitzev, que cobra millones de dólares por jugar en el Pallavolo Modena, y además tiene contratos publicitarios. Es uno de los mejores jugadores del mundo.

Y ya que surgió esa comparación con el fútbol ¿quién es hoy el Messi del voleibol?

Se llama Wilfredo León y es cubano. Está jugando junto al argentino Luciano De Cecco en el Peruggia de Italia. Tiene altura y alcance, y mucha concentración, porque el voleibol es un deporte en el que convivís con el error. Lo principal es la cabeza.

Meses atrás, en otra entrevista, nos contaste que uno de tus sueños es jugar en Italia…

Sí, es el anhelo de mi vida, jugar en la Liga A-1 de Italia. Me gustaría mucho jugar en el Trentino Vóley, donde está uno de mis ídolos, el serbio Srecko Lisinac. Es un genio, juega de maravillas y muy prolijo, siempre apoyando al equipo. Es un crack. Lo ves en las fotos y salta por encima de la red, te deja con la boca abierta.

¿Te imaginás en los Juegos Olímpicos?

Seguro, eso también es un sueño. En 2016 tuve la suerte de estar en Río y ver a la Selección Argentina. Vi el partido contra Rusia y después pude compartir con los jugadores. Fue una experiencia única. Claro que me gustaría en el futuro estar dentro de la cancha. Pero bueno, por ahora mi objetivo es estar dentro de los 12 que van al Mundial Sub-19. En la próxima concentración, descartarán a otros dos y ahí sabremos quién viaja y quién no. Quiero estar en la lista y trabajo duro para eso.

¿Extrañás Cerro Azul?

Se extraña muchísimo. Es bastante jodido vivir en Buenos Aires. Lo que más se extraña es la familia, los amigos, la vida tranquila de Cerro Azul. Allá sin dudas que estás más tranquilo. Acá es todo el día viajar en colectivo o en tren, ver un mundo de personas por todos lados, todos los días. Y tenés que andar con mucho cuidado, no te podés descuidar. Es un poco complicado, cierto, pero me gusta mucho porque tengo la fortuna de hacer lo que me encanta. Y eso no tiene precio.

Fuente: Primera Edición.

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