Independiente le tiró el peso de su historia a Crucero en Santa Inés y lo goleó 4-0 en un partido que prácticamente no tuvo equivalencias. El equipo misionero, que ya piensa en la B Nacional del año que viene, acumula nueve derrotas seguidas.
Las pocas equivalencias entre uno y otro estaban a la vista. Crucero puso las ganas.
Independiente, por momentos, el buen fútbol. Y la gente, de principio a fin, el calor para atenuar la fresca tarde.
Promediando el primer tiempo llegó una de las primeras chances del local con un remate desviado de Tito Alegre, mientras que enseguida fue el ingresado Ariel Cólzera el que probó los buenos instintos del Ruso Rodríguez.
Crucero, consciente de sus limitaciones circunstanciales, supo desde el primer minuto que cambiar golpe por golpe no era la mejor estrategia para plantearle a este Independiente rápido, preciso y contundente del medio para arriba.
No se trataba tampoco de tomar hombre a hombre, pero al marcar en línea siempre quedó la posibilidad de un pase en profundidad que dejara a un delantero cada a cara con Caffa. Y esto fue lo que sucedió a los 32’. Vidal habilitó magistralmente a Diego Vera y el uruguayo, picante y decidido como pocos en zona de gatillo, le dio con alma y vida al primer palo de un Caffa que ofreció ciertas ventajas.
El mérito del Rojo estuvo en no saber desesperarse, porque muchas veces, cuando se corren con las obligaciones de ganar ante un rival ya descendido y disminuido psicológicamente, no resulta tan sencillo mantener la paciencia.
Crucero, si hoy por hoy está donde está, es por su falta de jerarquía. Porque más allá de las ganas y la buena voluntad, en Primera los errores cotizan alto. Y el Colectivero lejos está de vivir en un paraíso fiscal.
Sobre el cierre del primer tiempo, Tomasini se mareó en un cierre, Vera aprovechó y el central lo derribó casi infantilmente. El Ruso Rodríguez, fiel a su costumbre, estuvo infalible y desde los 12 pasos estableció el 2-0. Para colmo de males, un minuto después a Cólzera se le soltó la cadena, vio la roja y comprometió aún más el destino del equipo.
Festival rojo
Ni bien pitó el árbitro Diego Ceballos para que arranque el segundo tiempo empezaron a sonar los ‘ole, ole’ de la tribuna visitante.
La historia adentro de la cancha se había definido en 45 minutos y lo que estaba por venir fue más para la gente que para demostrar la diferencia de jerarquía entre equipos.
Cuando a los 15’ Diego Vera (el ‘uruguayo, uruguayo’ que bajó desde la tribuna demuestra el cariño que le tiene la gente) le dio forma a la goleada con una buena definición dejando en el camino a Caffa, la gente del Rojo sólo esperaba el grito del posadeño Martín Benítez, la gran figura de este Independiente protagonista.
A los 33’ el ingresado Juan Trejo hizo bailar cuarteto a Crucero y a partir de ahí el partido entró en stand by. Independiente puso punto muerto y Crucero se apoyó en el orgullo para evitar una goleada aún mayor.
Sin la dinámica que le imprimió en el primer tiempo, cuando las obligaciones llamaron a su puerta, Independiente controló el desarrollo con total tranquilidad. Aprovechó las bandas y no se cansó de toquetear la pelota. Jugó siempre en campo contrario y justificó largamente la victoria.
Pellegrino cuidó piezas pensando en el cruce por la Copa y Rambert le dio minutos a los suyos para que ganen confianza. Pero la tierra colorada, anoche, fue más roja que nunca.
En la próxima jornada, dentro de dos semanas, Crucero tendrá su última excursión en la Primera División como visitante de Racing en Avellaneda.
Comentarios recientes