Cuando jugar no tiene precio

Cuando jugar no tiene precio
Melania demuestra su talento con la naranja en los entrenamientos (Foto: Marcelo Rodríguez, El Territorio)

En tiempos en los cuales las mujeres se encuentran en plena lucha para la reivindicación de su género, existen algunos ejemplos que demuestran que esa batalla, por más dura que sea, de a poco va dando sus frutos en la sociedad actual.
Así como muchas acciones u opiniones de la vida cotidiana fueron cambiando gracias a la visualización de las diferentes problemáticas que padecen las mujeres, en el deporte también se empiezan a ver esos cambios. 
De a poco, pero con la convicción intacta, las chicas van ganando cada vez más terreno en deportes que hasta hace algunos años eran propiedad privada de los varones. Sin ir más lejos, hace pocos días la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) anunció la profesionalización del fútbol femenino, una situación que no se hubiese podido dar si no fuese por la lucha que llevan adelante las chicas que aman este deporte.
En este contexto, historias como la de Melania Giménez Torres sirven para inspirar a otras niñas, mujeres y varones que quizá aún no pueden derribar ciertos prejuicios impuestos por la sociedad.

‘Melu’ tiene 12 años y hace tres que juega al básquet en el Itapúa Tenis Club. La particularidad de su historia es que ella es la única dama en el equipo de varones que el fin de semana pasado comenzó su participación en la categoría mini de la Liga Provincial de Básquet.
Las imágenes hablan por sí solas. Verla jugar de igual a igual con varones de su edad llama la atención, aunque ella se lo toma con una naturalidad que echa por tierra cualquier tipo de prejuicio.
“Cuando juego con los chicos me siento como si estuviera con un grupo de nenas. Me siento igual como si estuviera en un grupo de básquet femenino. Nunca sentí que me hayan discriminado por ser mujer”, aseguró Melania antes de salir a la cancha para una nueva práctica junto a su entrenador Matías Caramutto.
Melu llega un par de horas antes a la práctica y les da una mano a sus profesores con los chicos de las categorías más pequeñas. Es como una minientrenadora y además excelente competidora. 
“Mis hermanos empezaron a jugar y a partir de ahí me empezó a gustar el básquet. Me gustan muchas cosas de este deporte. El trato de los profesores, jugar con mis compañeros. También hay cosas que no me gustan, como cuando se enojan mis compañeros porque no marco bien, o lanzo mal o no me sale bien la bandeja, pero lo que más me emociona del básquet es jugar un partido contra otro club”, comentó la niña que el fin de semana se destacó en el duelo ante OTC en cancha de Itapúa.
Sin embargo, más allá de sus ganas y su disciplina para decir presente en cada entrenamiento, por más que a veces esté con “fiaca”, como ella misma lo reconoce, el apoyo de la familia resulta fundamental para poder desarrollarse como deportista. 
En eso tuvo mucho que ver su mamá Julieta, quien estuvo y está siempre al pie del cañón apostando a que sus hijos hagan deportes.“Primero les traíamos a los hermanos y ella se enganchó. Yo me preguntaba: ‘Será que le va a gustar el básquet’. Yo siempre dejé que ella elija. Uno está acostumbrado a que sean los varones los que jueguen al básquet más que las nenas”, reconoció la mamá de Melania, pero de todos modos no tuvo ningún problema de que su hija se entrene con los chicos.

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“Es importante que los padres apostemos a que nuestros hijos hagan deportes para sacarlos un poco de estar con la tecnología todo el día. Estamos en la era de la tecnología y es normal, pero tratamos de que no pierdan el tiempo de hacer algún deporte que es tan lindo”, destacó.
Además, dejó en claro su postura acerca de los prejuicios que puedan existir. “Creo que a los chicos hay que dejarlos elegir. Ella terminó jugando al básquet por casualidad cuando le acompañó a sus hermanos. Me dijo que quería probar y dejé que lo haga libremente, sin imponer nada. Ahora le gusta más que a los hermanos”, aseguró.
Los otros grandes responsables para que se puedan producir este tipo de situaciones son los entrenadores, quienes deben trabajar  desde la docencia para integrar a las niñas con los niños y que, sobre todo,ellos las tomen y las respeten como pares, tanto dentro como fuera de la cancha.
“Hasta la categoría mini las escuelas de básquet lo hacen mixto. Al estar aceptado eso, nosotros lo implementamos desde mosquito (categoría infantil). A las chicas les cuesta jugar con los varones, pero a medida que se van animando se sueltan. Es cuestión de que ellas se desinhiban y después las cosas van solas”, explicó Matías Caramutto. 

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“Hay que crear los hábitos para que esto sea algo normal. Nosotros hace diez años estamos con la escuelita de básquet acá en el Itapúa y siempre integramos a las nenas. El problema es que ellas, cuando son chicas, son más tímidas y los varones un poco crueles o más brutos. Tratamos de tener mucho cuidado con eso”, profundizó.
Al referirse puntualmente al caso de Melania, el entrenador destacó que “ella está superintegrada, por lo general viene más temprano y nos ayuda con los más chicos en los entrenamientos. Nos hace de ayudante del cuerpo técnico”, graficó.
Para finalizar, explicó cuáles son los pasos a seguir para Melania en el caso de que quiera seguir jugando al básquet, ya que está en la última categoría que permite hacerlo de manera mixta. Cuando cumpla 13 años ya debería jugar exclusivamente al básquet femenino, aunque puede haber una excepción.

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“Se está pidiendo implementar que la categoría U13 también sea mixta. Esa es una edad crítica en la cual los chicos están en la preadolescencia y muchos dejan la actividad. La fundación Vanguardia está trabajando en este club desde el año pasado y ellos se dedican exclusivamente a trabajar con niñas. Si ella quisiera seguir jugando tendría que sumarse a ese grupo que es competitivo y tiene categorías juveniles”, finalizó.
Más allá de lo que pueda pasar en el futuro, Melania ya debería sentirse realizada por el aporte que está haciendo para que las cosas sean un poco más parejas entre hombres y mujeres.  Quizá sin proponérselo y desde su inocencia, Melania ya ganó mucho más que un partido de básquet.

Fuente: Facundo Álzaga, El Territorio. 

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