Fue un “sábado de gloria”

Fue un “sábado de gloria”

Siempre presente. Cristian Barinaga fue quien marcó el empate y después selló el 3 a 2 definitivo (Foto Primera Edición)

Guaraní llegó a lo más alto de la tabla, al derrotar 3 a 2 a San Martín de Tucumán. Otra vez Barinaga fue  decisivo

Los partidos del nonagonal decisivo del Torneo Argentino A se juegan a cara de perro. No hay espacio para las dudas ni para la especulación. Anoche, una de esas batallas tuvo como escenario al estadio de Villa Sarita. Fue un electrizante 3 a 2 de Guaraní Antonio Franco sobre San Martín de Tucumán.

Con el empuje de su gente, la Franja salió a comerse al histórico visitante. Pero de movida, recibió un baldazo de agua fría.
A los 3 minutos, luego de un descuido defensivo, llegó una media vuelta inatajable para Cosentino y el estadio enmudeció. El Santo abrió la cuenta por intermedio de Silva. Entonces cambió la breve historia del partido.
A Guaraní todo se le hizo cuesta arriba. Enfrente tenía a un rival con experiencia y bien parado, que estaba dispuesto a seguir aprovechando desatenciones y nervios del local.
Los de Bianco tuvieron la iniciativa, pero les faltó profundidad. El panorama se complicó todavía más a los 16, cuando tuvo que abandonar la cancha por una lesión Tobías Albarracín. Su lugar lo ocupó el “Negro” Ramón Valdez.
Después de unos avances tibios y cuando la inquietud empezaba a copar las tribunas, llegó la mejor jugada del primer tiempo. Noir aguantó de espaldas al arco, descargó para Kopp por el sector izquierdo. Nació ahí un centro al segundo palo, que lo bajó Pereyra para la definición certera del goleador Barinaga. Pave no pudo hacer nada y Guaraní volvió a respirar.
El complemento arrancó con la misma intensidad. Pero la Franja abusó de los pelotazos para quebrar  la defensa visitante.
Recién pudo hacerlo a los 30 minutos, cuando Vester conectó de cabeza un centro del ingresado Ceballos. 2 a 1 y algarabía.
Sin embargo, la alegría duró nueve minutos. A los 39, el aguerrido San Martín empató con un cabezazo de Miguel Fernández.
De nuevo el silencio sepulcral en Villa Sarita. Fue un momento complicado.
Pero el final depararía otro rumbo. A los 41, Barinaga guapeó, se sacó dos hombres de encima, entró al área y cruzó un derechazo. La magia del goleador en el momento justo.
Se desahogó el estadio. Fue una victoria sufrida, ante un rival que se fue con la frente bien alta.
Guaraní, por ahora, mira a todos desde arriba de la tabla de posiciones. Sigue vivo y sueña con el ascenso a la B Nacional.

 

 

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