Krausemann dejaba un zurco por el lateral

Uno de los defensores que literalmente dejaba un zurco en su lateral fue el misionero Roberto Krausemann, quien ubicado como marcador de punta en el sector izquierdo de la defensa, además de anular al puntero, con marca férrea y gran anticipo, se caracterizaba por ser la salida más clara que podía ofrecer los “franjeados” teniendo en cuenta que era rápido y muy preciso con la pelota para subir por su lateral -apoyado de un excelente manejo- que sorprendía a los adversarios con sus desbordes y centro atrás, que generaba jugadas de gol.
Era tal su importancia que rápidamente se fijaron en sus condiciones y lamentablemente para nosotros nunca más lo pudimos disfrutar en un campo de juego, porque se fue para triunfar, primero en el Instituto de Córdoba que llegó a primera, luego en Olimpia y Cerro Porteño, equipos campeones que disputaban su pase, cuando debían defender los prestigios del fútbol paraguayo en las ediciones de la Copa Libertadores de América. Actualmente está viviendo en Murcia, España, donde reside desde hace ocho años.
En todos lados fue dejando el sello de un futbolista ejemplar, por sobre todas las cosas, que además marcaba muy bien y jugaba mejor.
Sus comienzos…Nació el 7 de febrero de 1957 en Montecarlo, Misiones y comenzó a jugar en los campeonatos de baby fútbol en Huracán de Montecarlo.
A los 15 años se probó en Huracán de Posadas y estuvo viviendo un mes en la casa del presidente de Huracán, Alberto Daniel Lima, y allí tuvo la suerte de conocer al Padre de Víctor Hugo y Alberto Romero, quienes jugaban en Boca Juniors.
En esa época Guzmán Romero le dio una carta de recomendación al padre para que a su vez lo entregue a Bernardo Gandulla y a Ernesto Grillo, los encargados de las inferiores de Boca, para que me pueda probar. De 200 chicos que se probaron dos pasaron para quedarse en la Candela a vivir y 3 más seleccionados -entre ellos Roberto Krausemann-, pero tenía que conseguir vivienda, pero al no tener familiares ni gente conocida parar quedar a vivir en Buenos Aires, con su padre regresaron a Montecarlo.
Ya con 16 años jugó en la sexta división en Huracán de Montecarlo que participaba en la Liga de Eldorado saliendo campeones -con la presidencia del Doctor Juan Plocher y como entrenador a Carlos Federman.
Como “pintaba” para más, llegó a jugar varios partidos en la primera de Huracán. Y gracias a los “Campeonatos Evita” tuvo la posibilidad de jugar en Guaraní de Posadas.

La llegada a Guaraní
La historia comenzó cuando Montecarlo participó en fútbol con un equipo llamado Deportivo Marasca y disputó la final de Misiones en Posadas en el estadio de Villa Sarita y ganó la final para representar a Misiones en Embalse de Río Tercero, en Córdoba.
Al terminar el partido el directivo Atanacio Bossi, padre el defensor de la década del 80, era el secretario del club y lo llevó ante la comisión directiva y le ofreció jugar en Guaraní. También se interesaron por Ignacio y Koki Rodríguez, siendo el presidente “franjeado” el doctor Carlos Freaza, quien al año siguiente -en enero de 1975- compro el pase a Huracán de Montecarlo por 2.000.000 de pesos de aquella moneda.
Con 17 años vivió los primeros años debajo de la tribuna en la cancha de Guaraní donde había pequeñas habitaciones, a manera de albergue- compartiendo vivencias con otros jugadores que no eran de Posadas, tal el caso de Florentin, Maidana, Micheloud, entre otros.

Fuente: Primera Edición.

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