Julián Gil, con la redonda bajo el brazo en Malta

Julián Gil, con la redonda bajo el brazo en MaltaCon un bolso con todo preparado para ir estudiar empezó la historia. Julián Gil dejó Posadas para vivir en Buenos Aires y estar, de alguna manera, cerca del fútbol. Por eso eligió estudiar periodismo deportivo, pero nunca abandonó su pasión por la redonda y en el momento justo se fue al Viejo Continente.
Hoy el posadeño juega en Malta; ya pasó por Dinamarca, y disfruta de poder vivir de lo que más le gusta: el fútbol. Con la redonda bajo el brazo, el de la tierra colorada sueña con seguir ligado al deporte que ama de por vida.
“A Malta llegué por vacaciones. El lugar me gustó un montón y a través de un par de contactos pude hacer un arreglo para venir a jugar”, contó Julián. Es que así es la vida y las posibilidades se le fueron dando al posadeño de 26 años.
“En Misiones jugaba en Mitre, pasé por Guaraní y después me fui a Atlético Misiones, hasta los 17. Me fui a estudiar a Buenos Aires y ahí jugaba en un club que se llama Harrods Gath & Chaves, ubicado en el barrio de Belgrano, que jugaba por una plaza por el Argentino B”, recordó el de la tierra colorada.

Pero la chance de emigrar a Europa llegó y el delantero no dudó. “Estaba estudiando recursos humanos y por el fútbol no terminé. Una carrera tenía que tener porque si no mi vieja me mataba”, comentó entre risas y aclaró que “siempre tuvimos al estudio como algo importante”.
“Ahí pasé a Dinamarca. Primero al Aabyhøj y después a Vatanspor, un club de dueños turcos”, repasó Julián. En ese equipo pegó un buen salto. “Fui goleador, jugador del club, fue el lugar en el que más pude demostrar lo que sabía y mejor me sentí”, dijo.

Vacaciones y algo más
La cercanía de varios países de Europa le permitió al posadeño conocer varios lugares. En una de esas vacaciones llegó a Malta y se enamoró de la isla del Mediterráneo.
“Malta es una isla muy chica. Es muy turística y hay muchas cosas para hacer. Hay muchas playas, de arena y de piedra para disfrutar del mar”, expresó el misionero y agregó que “Malta es más parecida a Argentina, tiene una cultura bastante italiana”.
“Desembarqué en el Marxaslokk FC, que es uno de los más grandes de Malta. Ahora está en Segunda División y mi futuro más cercano es irme a otro equipo. Pasar a un equipo de Primera División cuando termine la temporada”, adelantó.Julián Gil, con la redonda bajo el brazo en Malta
El delantero de la tierra colorada siempre tuvo claro que “volverse es una seguridad, pero yo soy de esas personas que no le gusta lo seguro y prefiero el desafío. No tomo como una alternativa volverme ahora”. “En Dinamarca fue más difícil. Me comunicaba con el cuerpo técnico en inglés, pero mis compañeros hablaban en danés, que es un idioma bastante complicado”, recordó.
No ser maltés implica en el fútbol de ese país ocupar un cupo de extranjero y por eso la exigencia es mayor. “Nosotros somos los mejores remunerados y el club te hace saber que está haciendo un esfuerzo por vos”, explicó Julián, que debe acomodarse a los horarios de sus compañeros para poder entrenar, ya que “el técnico decide a qué hora se entrena. Hay jugadores en el equipo que tienen trabajo y por eso se entrena a la tarde, además del calor”.
A la hora de analizar el fútbol de Malta, el misionero aseguró que “cuando uno juega con los extranjeros ve buen nivel, pero al maltés le falta picardía, le falta técnica. Es un fútbol que está creciendo y es difícil compararlo con una liga argentina”.
“El jugador argentino nace con conceptos de fútbol. Puede ser malo o bueno técnicamente, pero tiene desde chico muchas cosas incorporadas y acá se está intentando enseñar esas cosas. Se está trabajando en inferiores”.

Siempre con la redonda
El trabajo que se realiza en las inferiores y el lugar que le dan a los jugadores y cuerpos técnicos extranjeros son puntos que Julián pone en la balanza a la hora de pensar en lo que se viene.
“Si no jugaba al fútbol quería estar de alguna manera ligado al fútbol, por eso estudié periodismo deportivo. Otra manera sería ser DT y por eso creo que este año arranco la carrera para técnico Uefa”, contó, quien pretende “devolverle al fútbol algo de lo que me dio”.
“Acá veo los proyectos que hay y que los extranjeros son valorados. El 80% de los grupos de trabajo son extranjeros y eso da la pauta de que se puede trabajar”, expresó.Julián Gil, con la redonda bajo el brazo en Malta
Aunque obviamente el volver a casa también tira y es una opción. “Ojalá pueda volver en algún momento a Argentina y poder jugar o dirigir allá. Sería una prueba de fuego para mí, porque la vara es muy alta en Argentina”, aseguró.

Costumbres argentinas
“Extraño el asado, pero no el asado en sí. Extraño el ritual del asado. Acá eso es muy difícil”, relató con cierta tristeza Julián.
“En Dinamarca vivía con dos argentinos, uno jugaba conmigo en la primera y el otro estaba en la reserva, y tratábamos de mantener esas costumbres. Pero hacer un asado con carne argentina afuera es prácticamente imposible, porque es muy cara”, bromeó el posadeño.
“Con el mate trato de traerme la mayor cantidad de yerba posible cada vez que voy a Argentina. En Dinamarca conseguí un lugar que vendía yerba para Palestina, así que dentro de todo era fácil de encontrar”, recordó.
“Uno trata de no olvidarse de las costumbres y de estar cerca de la familia. Además hay argentinos hasta donde uno no se imagina y trata de juntarse con esas personas que están en la misma situación que uno”, dijo el delantero y agregó que “el fútbol también te acerca a los sudamericanos y a los latinos. Tratamos de juntarnos y pasar buenos momentos”.
Estar lejos de la familia es lo más complicado, pero “cuando tengo un momento, me pego una escapada para ver a los míos”. “Yo tengo una hermana que vive en Dubai y cuando podemos tratamos de poner un punto en común y vernos, así nos sentimos cerca de la familia”, expresó.
El futuro por ahora está en Malta, pero puede cambiar de un día para otro y eso lo sabe muy bien Julián, que dejó la tierra colorada para ir con la redonda bajo el brazo a recorrer el mundo.

Fuente: El Territorio.

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