“Nenito” Fernández de Oliveira, expresidente de “La Franja”, fue el impulsor de la construcción de “la techada”. Falleció dos años después y allí impusieron su nombre al estadio.
Las obras del estadio de Guaraní Antonio Franco comenzaron a desarrollarse en 1959, casi inmediatamente después de los partidos disputados frente a Don Orione, del Chaco, por el Campeonato de Campeones organizado por Boca Juniors.
Cuadrillas de trabajadores comenzaron la gran empresa, que es bueno destacar, contó con el mayor aporte oficial bajo el gobierno constitucional del doctor César Napoleón Ayrault, en 1961, cuando Posadas también estaba enfrascada en otro gigantesco emprendimiento: la construcción del anfiteatro Manuel Antonio Ramírez, que al año siguiente sería sede del Campeonato Argentino de Básquetbol.
El gobernador Ayrault, confeso miembro de la familia franjeada -una tribuna popular lleva su nombre-, recogió la inquietud de los directivos del club y tomando conciencia de las aspiraciones que exponían, encargó la redacción de los detalles técnicos de la obra al ingeniero Stribell, quien se puso manos a la obra.
El plan original fue ampliado por el arquitecto González, quien incluyó la concepción de un moderno estadio, con una tribuna de cemento con visera y por considerarlo un aporte a la comunidad el gobierno provincial apoyó decididamente la obra y así, con el concurso de socios, simpatizantes, directivos, comerciantes y vecinos se pudo seguir a ritmo acelerado la construcción del estadio que quedó terminado en el mes de septiembre de 1963.
Homenaje al dirigente
La construcción de ese estadio marcó un hito trascendente en la vida deportiva de los misioneros, en particular de la familia franjeada, bajo la presidencia de “Nenito” Fernández de Oliveira, quien falleció el 3 de junio de 1965, con apenas 45 años. A partir de allí, con buen criterio, los directivos inmediatamente bautizaron el estadio con el nombre de quien fuera uno de sus principales impulsores y pionero: Clemente Argentino Fernández de Oliveira.
Para el acontecimiento, los directivos “franjeados” concretaron el 20 de septiembre de 1963 una serie de partidos amistosos y para ello invitaron al 22 de Septiembre de Encarnación, Esporte Clube y Ferrocarril de Uruguayana (Brasil), Libertad de Asunción y la selección posadeña.
La inauguración, desde el día 15
Para la inauguración la comisión organizó una serie de actos que arrancó cinco días antes del ingreso del público para presenciar partidos de fútbol en la nueva tribuna, el “chiche” de los franjeados.
El 15 de septiembre de 1963, a las 10.30, se hizo la bendición de las nuevas instalaciones y sede social a cargo del monseñor Alfonso Winsauer, con el padrinazgo de Lucila Antúnez de Fernández de Oliveira y el doctor César Napoleón Ayrault.
Se descubrió una placa recordatorio a cargo del socio fundador Claudio Báez y entrega de credenciales a socios honorarios. Se cerró con palabras del vicepresidente Santiago Pérez Sánchez. Luego se sirvió un vino de honor y a las 21 una peña folklórica cerró el acontecimiento.
Al día siguiente se sirvió una cena de camaradería entre directivos y jugadores de la entidad. El 17, el maestro Ricardo Ojeda, al frente de la orquesta folklórica de la provincia, brindó un recital y el 18 se ofreció una cena a las autoridades del fútbol posadeño y periodismo.
En el primer partido, el 20 de septiembre, Sporte Clube de Uruguayana venció a Guaraní por 4 a 3, el 22 de Septiembre y Ferrocarril empataron 1 a 1 y Libertad de Asunción derrotó al seleccionado posadeño por 2 a 1.
Fuente: Primera Edición.
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