El gran «Puma» de Guaraní

Uno de los emblemáticos jugadores misioneros que vistió la casaca de Guaraní Antonio Franco fue, sin dudas, Pablo Rubén Enrique Ortiz, un goleador implacable que le marcó a los más grandes en las décadas del 70 y el 80.
El gran "Puma" de GuaraníDE VOLEA. Un 24 de septiembre de 1981, el Puma definía de volea ante el arquero de Ferro Carril Oeste, Barisio.

Guaraní Antonio Franco tuvo en su largo historial, cargado de jornadas memorables para el fútbol misionero, jugadores que dejaron su sello en la historia como Samuel “Chacho” Sánchez, Carlos Agustín Martínez, Obdulio López, Sinforiano César Giménez Díaz, César Oscar “Patito” Brítez, Ramón Recalde, Rubén César Noguera o Ramón Roberto “Tito” Noguera, cada uno destacados valores en sus puestos, por citar algunos.

 
Pero en las décadas del ‘70 y ‘80 un goleador implacable como el “Puma”, Pablo Rubén Enrique Ortiz, quien fue el máximo artillero en las distintas divisiones inferiores primero, y luego a fuerza de perforar redes se ganó un lugar en el equipo principal, donde fue implacable en los campeonatos locales, en los regionales y ante calificados adversarios del ámbito profesional, cuando los misioneros se mezclaron con los principales del país.
 
Era un jugador muy discutido, como la mayoría de los goleadores, porque quizás no era dotado técnicamente para devolver una pared con la sensibilidad de otros, que a veces se perdía goles “cantados” o tiraba a los carteles en lugar de un centro atrás, al estilo Martín Palermo. Pero como pedirle esas cosas, si en las jugadas más inverosímiles definía de cabeza, porque era implacable en el juego aéreo o en esos remates a la carrera que se clavaba en un ángulo o simplemente pescando en el área para empujar la pelota a la red ante cualquier rebote defensivo o del arquero.
 
Además de la casaca “franjeada” también jugó en Atlético Posadas como refuerzo en regionales, en los seleccionados posadeños y en Universal de Encarnación (Paraguay), cumpliendo en todos los casos con la misión de hacer llegar el balón a la red, que era lo que mejor sabía hacer.
 
El “Puma” Ortiz integró los mejores equipos de Guaraní, el de las campañas más exitosas y si no estaba entre los titulares, el público clamaba su ingreso y así en muchas oportunidades los “franjeados” se salvaban con sus goles imposibles.
 
En grandes equipos
El “Puma” Ortiz integró el equipo ganador del Regional de la AFA, que cayó en la final con Cipolletti de Río Negro en 1979. En aquel equipo estaban Sergio Pydd; Roque Briñócoli, Francisco Pintos, Pedro Yedros y Roberto Krausemann (transferido ese año a Instituto de Córdoba); Luis Fernández, Ramón Recalde y Aníbal Ramírez; Ortiz, Luis Salazar y Rubén Yegros.
 
Con esa misma base, el año siguiente consiguió el ascenso al Campeonato Nacional de la mano de Chabay. Allí se agregaron Carlos Roldán, Rubén Noguera, García Paredes, Juan Gauna, Ramón Delpiano y Oscar Palavecino, logrando los más resonantes triunfos y actuaciones destacadas, siendo uno de esos puntos fuertes la capacidad goleadora del equipo, especialmente de su máximo artillero: El “Puma” Ortiz, quien dejó su sello ante cualquier defensa, por más pergaminos que pudieran exhibir.
 
Los que siguieron sus actuaciones y al observar tanta carencia de esa especie casi en extinción exclamarán: ¡Que tiempos aquellos…!
 
Goles históricos e inolvidables
El “Puma” Ortiz, que el 9 de marzo cumplió años (nació en 1956, en Posadas), registra en su historial que un 22 de marzo de 1981, en Villa Sarita, le hizo cinco goles a Deportivo Mandiyú de Corrientes cuando los misioneros concretaron una espectacular goleada: 11 a 1.
 
Eran épocas que Ortiz encabezaba todas las tablas de goleadores que existían. Desde el torneo local, el regional e incluso vistiendo la casaca del seleccionado misionero.
 
Pero el 14 de septiembre de ese mismo año convirtió el segundo tanto a River Plate, y Guaraní se ponía 2-0, en el histórico empate, y seguramente el tanto más importante que haya anotado en su campaña, por la envergadura del adversario, el “millonario” campeón de la temporada con Passarella, Fillol, Kempes, Ramón Díaz y Gallego, entre otras figuras.
 
Pero también sufrieron Talleres de Córdoba, cuando los “franjeados” pugnaban por ganar con un jugador más (le habían expulsado a “Chocolate” Baley) y el público presionó tanto al entrenador pidiendo desde los cuatro costados a Ortiz, quien así pudo ingresar faltando diez minutos para el final y en una de las últimas jugadas del partido le hace cruzar la pelota sobre la salida de Cucciufo (el defensor excampeón mundial del ‘86, e improvisado arquero porque el equipo cordobés ya había agotado todos los cambios) y Guaraní triunfa por 3 a 2. 
 
El festejo fue interminable y Ortiz fue paseado en andas por los aficionados.
Fuente: Julio López, Primera Edición.

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