“Recordar al personaje me llena de emoción”

“Recordar al personaje me llena de emoción”El eldoradense Ignacio Benítez protagonizó «El camino de San Diego» en 2006, una cinta que va al corazón del sentimiento popular y que se vuelve imprescindible en días en que se llora la muerte del ídolo.
“Es increíble, me llaman de todos lados”, dijo.

Es el rayo del sol posándose sobre el número sagrado. Y una silueta que se abre entre las nubes. Es también el rostro innegable que dibujó el hollín de aquella vela encendida en su nombre.
-Está en todas partes- aseguran millones que lo quisieron bien alrededor del planeta.
Desde la muerte de Maradona el 25 de noviembre las redes sociales y los medios de comunicación replican prodigios adjudicados al astro del fútbol.
Juran sus fanáticos que -desde donde esté- hace definir la balanza por el bien. Que favorece a los que arman el guiso en los barrios y que su mano estuvo en algunos resultados deportivos el fin de semana. Que su dios popular dejó al descubierto a quienes discriminan al pueblo y que hoy andan pidiendo disculpas tibias sin dirección.

Fe y amor, locura y simpleza, fibras del maradoniano fervor que pervive a las contradicciones.

Una película de amor
Entre tantas apariciones bien pudo ser la cara del Diego en aquella raíz de timbó. Tati nunca dudó cuando encontró la talla natural en medio de la selva misionera, en plena tormenta.

“Era el Diego en el timbó. Tati sabía, en todo su viaje algunos no le creyeron pero el milagro y la suerte estaba en donde la gente creía”, refirió Ignacio Benítez, sobre su papel de fanático en El camino de San Diego, película de Carlos Sorín estrenada en 2006.

Con la partida de Maradona, la premiada cinta volvió a pasarse en los canales de aire y se reproduce día a día en plataformas digitales. Santificado y cuestionado. Amado y odiado. Glorioso y caído. Quienes no entienden buscan desentrañar de qué está hecho el amor sin condiciones al santo vulnerable.

Al actor nacido y radicado en Eldorado lo llaman de afuera y de toda la Argentina para que recuerde aquella humilde gesta de su personaje que unió la lejana Pozo Azul con la localidad bonaerense de General Rodríguez.

“Desde que el Diego se internó a principios de noviembre para operarse de la cabeza, que me llaman para recordar la película. Porque la situación era parecida, la película se sitúa en 2004 cuando al Diego lo internan y después aparece sanito. Bueno, todos pensábamos que así iba a ser una vez más. Cuando me enteré por la tele que falleció, yo estaba comiendo, y me largo a llorar desconsolado, no podía creer”, relató en diálogo con El Territorio.

Benítez contó que lo entrevistaron de portales digitales y radios de Francia, Perú, de La Pampa, Buenos Aires, entre otros.

“Yo estoy muy triste por el Diego, todavía no caigo. Y recordar al personaje de Tati me llena de emoción. Es un personaje puro y humilde, puede ser cualquier hincha del fútbol que haría lo que sea por su ídolo y a la vez muestra un contexto difícil de muchas carencias”.

Nunca supo si Maradona vio la película, “lo habían invitado al estreno pero no sé que pasó. Nunca lo conocí, no sé si vio la película.Espero que sí… ojalá que sí”.

Al arribo del equipo de producción de Sorín a Misiones -en los primeros años de 2000-, Benítez ya había hecho una pequeña participación en una cinta de Marcelo Piñeyro.

“Yo tenía 24 años y buscaban un hombre de unos 40 años que lo hubiera visto al Diego en el 86, entonces ni me presenté, era muy joven. Cuando me ve una amiga que trabajaba con el equipo le dice a los productores que me tomen la prueba. Ya habían terminado. Me sacaron una foto. A los meses vuelven para que yo haga el casting y quedé”, explicó. “No te puedo explicar la felicidad que tenía cuando quedé, yo soy de River, pero cuando jugaba a la pelota de chico quería ser Maradona, todos queríamos ser Maradona”. Luego del casting “me puse a ver los partidos y a mirar a la gente y su relación con él. Estudié un montón para componer el personaje”.

Las puertas se abrieron
El papel del fanático de Maradona -aseguró- “me abrió un montón de puertas. Fue mi primer protagónico. En el mundo se sigue mucho el cine argentino y en ese mundo del cine me conocen como Tati. Muchas veces ni tengo que hacer casting”.

Sobre las preguntas que le tocó responder esta larga semana, describió: “Me preguntan si es verdad que lo queremos tanto a Maradona, me preguntan por qué y además, quieren saber si Misiones es así de linda y también así de pobre como se ve en la película”.

“Les digo -puntualizó- que hubo un desarrollo muy grande en Misiones, incluso Pozo Azul es municipio hoy, pero que las casitas pobres, la gente que no tiene nada es así tal cual. Sorín para la película utilizó casas de la gente, no es que fue armado. Los árboles se estaban talando para una empresa por aquellos días que se filmó la película, en las imágenes se ve eso. Hoy que hay incendios por todos lados, que talaron la selva para plantar pino, la película también muestra esa realidad. Y cómo los trabajadores informales no llegan a fin de mes”.

Por las múltiples dimensiones de lectura, por la felicidad cotidiana de los de abajo y el gesto genuino de nunca negar el origen, la película es una de las más elegidas para rendir tributo a Maradona. “Es que Sorín es un genio, él quiso mostrar una historia que es igual a la de tantos pero que es única. Mucha gente me dice que al mirar la película tomó decisiones que no se animaba. Es una historia inspiradora en todo sentido. Es una muestra de lo que puede hacer el arte cuando se une a la historia de un pueblo y rescata su legado. Creo que eso es lo que hace que la película perdure y emocione. Y hoy muchos la están viendo de nuevo y otros la descubren y la miran por primera vez”.

El camino de San Diego ganó el Gran Coral en el Festival Internacional del Nuevo Cine de La Habana, y el Premio especial del jurado en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián.

Perfil
Ignacio Benítez
Actor, docente
Nació el 1 de abril de 1981 en Eldorado, Misiones, donde reside y da clases de actuación y desarrolla un proyecto artístico y social en los barrios. Su primera participación en cine fue junto a M. Piñeyro en ‘Historias de Argentina en vivo (2001). En 2006 ‘El camino de San Diego’ de Sorín, también actuó en ‘A la deriva’ de Fernando Pacheco y en 2015, ‘La patota’ de Santiago Mitre (2015)

Fuente: Silvia Godoy, El Territorio.

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