Con gol de Kopp, justo cuando el partido se encaminaba a la igualdad, Guaraní llegó ayer a los tres triunfos en serie. Lo sufrió Ferro, que pegó tres en el palo.
Cambió la forma, modificó el pensamiento, varió la búsqueda. Sea como sea, Guaraní se acostumbró a ganar y ayer, pese a estar lejos de merecerlo, cosechó su tercer éxito consecutivo.
Con 12 puntos, la Franja ahora cambió hasta el sueño, que pasó de no descender a la posibilidad de pelear en los primeros planos. ¿Cómo lo hizo? Sólo ganando, como si fuera una misión sencilla.
Ferro visitó Misiones, pegó tres pelotas en el travesaño y, por culpa del intrépido Elián Kopp, se fue con las manos vacías del Clemente Argentino Fernández de Oliveira.
El volante, titular por cuarto partido consecutivo, desapareció por momentos del juego, aunque dijo presente con el grito más esperado, ese de gol que llegó a los 37 minutos del segundo tiempo, cuando la visita ya estaba cerrando las puertas a su búsqueda y miraba con gusto el punto que conseguía.
Guaraní, que pasó por momentos duros en la lluviosa tarde misionera, se animó siempre, pero volvió a extrañar los goles. No fue difícil darse cuenta de cómo Ferro ahogó la creación local, porque con Bazán como arma de ataque en el sector de Narese, los de Bianco no hallaron nunca la forma para cruzar con claridad la mitad de la cancha.
El choque estuvo en duda hasta que Argañaraz exigió que se escurran los sectores más complicados en cuanto al agua, pero tras posponerse 15’ todo tomó su curso natural.
Barinaga, que volvió tras un partido fuera por lesión, fue una vez más el peligro para el arco rival. Con remates desde media distancia, sociedades con sus delanteros y colaboración en la recuperación, el capitán tapó lo que también generó Ferro.
La visita, con un planteo simple que pasó por ahogar a Narese y cortar las descargas de Zárate, encontró su primera chance con un remate desde la mitad de la cancha de Salmerón. La pelota viajó y bajó justo cuando Medina ya volaba dentro de su arco, pero el envío estrelló el balón en el travesaño, tal como ocurrió a los 10’ de la segunda parte.
Antes, la Franja otra vez tuvo que quemar un cambio en el primer tiempo. A los 25’, Ostrowski hizo lo que Bianco le pidió: bajar a recuperar. En velocidad, el delantero ganó la pelota, pero sintió el tirón en la zurda y tuvo que ser reemplazado por Alba.
Con el correr de los minutos, el campo empeoró (porque la lluvia volvió), pero no así el juego. El complemento entregó chances en los dos arcos, sobre todo porque se eliminó el juego en el medio. No era posible trasladar más de cinco pasos la pelota sin toparse con algún charco que elimine los planes.
El Verdolaga se salvó cuando Barinaga también encontró el travesaño y, en la continuidad, Achucarro la sacó en la línea. Pero también zafó la Franja: Coll buscó y pegó en el palo más largo, para que en la segunda jugada se luzca Medina y achique ante Bazán.
El partido, con tintes de ‘gol gana’, cambió a los 37’. Kopp cambió de lado, se metió dentro del área y, con alguna parte de su integridad, desvió el centro de Narese para que la pelota suba y baje justo por detrás del vuelo de Albil, pero también dentro del arco.
Guaraní sumó una nueva victoria, Bianco se ganó una semana de tranquilidad y, a tres de la punta (hoy juega el líder Los Andes), el presente se tiñe de color rosa, ese que deberá permanecer la semana que viene, cuando visite a Villa Dálmine.
Fuente: Emiliano Andreoli, El Territorio.
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