Acostumbrarse a jugar finales

Acostumbrarse a jugar finales

Después de jugar las instancias decisivas por el Torneo del Interior en la primera parte de la década del 90 -que daban el boleto para la B Nacional-, los pasos posteriores de Guaraní no fueron satisfactorios.

Lentamente entró en un laberinto prolongado y cuya salida se hizo dificultosa. Luego, la reestructuración de los torneos por parte del Consejo Federal en el 2004 -y el arribo de nuevos dirigentes- le abrió la puerta para regresar al Argentino B y desde allí apostar a la consolidación.

Hubo un recorrido extenso, con planteles que -en la previa- sembraban expectativa, aunque en la mayoría de las casos ese cosquilleo que generaba una nueva temporada terminaba en desilusión. El primer quiebre fue a mediados de 2012. Después de casi 20 años la Franja volvió a jugar una final y ascendió al torneo Argentino A. Y dos años después llegó otro regalo: subió a la B Nacional. Es cierto que la permanencia en la segunda división fue una luna de miel. Y que participar del Regional Federal -por la desaparición del torneo Argentino B- demanda un esfuerzo extra. Pero esta final que Guaraní perdió -más allá del dolor- deja una reflexión.

En siete años Villa Sarita equiparó las buenas con las malas. Y jugó instancias decisivas. Precisamente a eso debe acostumbrarse Guaraní: a jugar por cosas grandes. Porque cuanto más finales juegue, los logros, tarde o temprano, llegarán.

Fuente: Gilberto Pérez, El Territorio.

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