Los Marcos, una vida marcada por el básquet

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Luego de tener una especie de vida un tanto «nómade», la familia Marcos-Chuda encontró, allá por enero de 2010 en Eldorado, su lugar en el mundo, y desde esta ciudad misionera comenzó a forjar una vida que está marcada por el básquet. Por medio de este deporte se conocieron, en Rosario, Mariana y Mariano, quienes luego le inculcaron a sus tres hijos (Lucía, Juani y Delfina) el amor por la pelota naranja y un estilo de vida que gira alrededor del baloncesto.
Mariana Chuda tiene 39 años y es rosarina. Mariano Marcos tiene 42 años y nació en Bragado, provincia de Buenos Aires. Ambos son marido y mujer hace muchos años.  La historia empezó cuando Mariana jugaba en Newell’s, pero un verano regresó a su club de origen, Náutico Deportivo de Rosario, y allí estaba su futuro marido como entrenador de sus amigas en la categoría sub 17.
Los tocayos se conocieron y primero comenzaron una relación deportiva. Mariana estaba realizando en esa época un acondicionamiento físico para la preselección argentina de básquet. Salidas a correr fueron y vinieron hasta que luego de un tiempo la relación se convirtió en amor.

Fruto de este amor nació Lucía, su primera hija. El hecho de ser padres jamás los alejó del básquet, ya que ambos se dedicaban a enseñar y jugar. Lucía de pequeña iba a la cancha y dio sus primeros pasos con una pelota.
Dos años después llegó el varón de la familia, Juani. Se había formado una pequeña familia que jamás se alejó de lo que los unió: el básquet. En ese hogar se respiraba básquet por doquier en todo momento. Mariana contó que su hijo Juani también aprendió a caminar con una pelota de básquet.
Cuando los niños tenían más o menos entre cuatro y cinco años, Mariana empezó a trabajar como entrenadora. El básquet no sólo era un trabajo, si no un estilo de vida para la familia Chuda-Marcos.
En enero de 2010, y luego de vivir en Charata, Chaco, donde nació Delfina, llegaron a la ciudad de Eldorado, donde Mariano consiguió trabajo en el club El Coatí, lugar en el cual ambos actualmente son entrenadores de básquet. Sus dos hijos pequeños siempre iban a la par de sus papás acompañándolos de cancha en cancha.
Lucia sobresalió en el deporte durante toda la secundaria, integrando hasta la selección misionera de básquet. El varón, Juani, también acompañaba el ritmo de vida de la familia. Muy delgado, alto, sin nada llamativo más que su altura para su edad. Integró primero la selección misionera de básquet, en la cual en una oportunidad un amigo del padre le hizo un comentario premonitorio.
 “Me dijo que Juani era un proyecto de jugador a nivel selección argentina de mayores. En ese momento no presté atención a la observación de mi amigo”, recordó Mariano.
La dupla Chuda-Marcos siempre intentó inculcarle un modo de vida a sus hijos. “Siempre les dijimos que se diviertan, que sean solidarios, humildes, que hagan lo que les gusta. Nunca tuvimos el fanatismo de gritarles, ni antes, ni durante ni después de los partidos. Ni cuando tenían tres años ni ahora que son adultos”, aseguraron.
Mariana entrenó a sus dos hijas. Delfina, que tiene once años, la pequeña de la casa también juega básquet. Para ella es normal tener una familia de deportistas y le gusta.
“Mariano se encargó de entrenar a Juani. Es difícil dirigir a tus hijos. En la cancha siempre tienen que ser el ejemplo. En mi caso, no les pido que sean las mejores ni nada de eso, se trata de que sean ellos. Es más, hasta hace poco tiempo a Delfina el básquet no le gustaba demasiado. Iba y jugaba, pero yo no le exigía. Ahora le agarró el gusto e hizo un gran cambio en su manera de jugar, se divierte que es lo importante. Buscamos que hagan lo que le guste y que, sobre todo, no se suban a ningún caballo, tienen que ser buena gente”, comentó Mariana.
Lucía tiene 20 años y es la mayor de los hermanos Marcos. La joven que vive en Posadas y estudia la carrera de la Comunicación Social contó cómo es tener padres involucrados cien por ciento en el básquet. & titulo &

“Agradezco haber sido educada así porque la cantidad de valores que tengo hoy en día son muchos. A veces cuesta encontrar gente que comparta nuestra forma de ver la vida y el deporte. Somos muy comprometidos con todo lo que hacemos. Creo que si mis padres hubieran sido exigentes con nosotros con respecto al básquet tal vez alguno de los tres no hubiera jugado o hubiera dejado a la hora de decidir. No juego profesionalmente, pero hasta el día de hoy lo sigo haciendo porque me encanta, esto se lo debo a mis papás, por la libertad que nos dieron”, destacó.
Juani es el hijo del medio y tiene 19 años. Él es quien hoy se desempeña como jugador profesional. Acerca de su padre, el joven dijo que “yo siempre en la cancha lo veía como mi entrenador, ahí no era mi papá. Sabía que no le podía faltar el respeto, lo que él me decía lo hacía, siempre fui responsable. Comparto lo que dice mi hermana Lucía. Gracias al deporte se lo que es asumir un compromiso. Ahora tengo responsabilidades que estoy preparado para asumir”, aseguró el futuro jugador de Barcelona de España.

Con la familia a todos lados

Este año Juani Marcos fue parte del plantel de la selección argentina sub 19 de básquet que jugó el Mundial en Grecia y toda la familia dijo presente. Sus abuelos paternos son muy cercanos a él, tal es así que concurrían siempre a todos los partidos.  & titulo &
“Cuando salió lo del Mundial pensamos a acompañarlo. Los abuelos la invitaron a Lucía porque es fanática de su hermano. Nosotros no íbamos a ir, pero mis suegros nos ofrecieron regalarnos el pasaje. Nos costó decidirnos por cuestiones laborales que teníamos. Mariano venía de trabajar tres semanas con la preselección argentina sub 16 y a los doce días tenía que ir de vuelta”.
“Explicamos que era algo único. Si Juani juega otro Mundial lo va a hacer como mayor y es muy difícil, así que nos decidimos y nos fuimos”, explicó Mariana.

El Mundial de básquet 2019

Lucía contó lo que vivieron en la experiencia mundialista. “Verlo a Juani fue algo único. La gente después me decía que se escuchaba más mi voz que la de toda la tribuna. Hace varios años que no lo tenía tan cerca a la hora de un partido y fue inexplicable. Soy incondicional con mi hermano”, dijo Lucía.
Juani, por su parte, contó cómo se sintió dentro del torneo. “Para mí fue una experiencia única, de chico jamás imaginé estar en un Mundial. Encima ya había quedado afuera dos años y la verdad que había sido algo muy triste. Traté de disfrutarlo al máximo. Son experiencias que no se dan siempre, terminamos 11°, pero individualmente me sentí muy bien durante todo el Mundial”, contó.
“Se siente mucho el físico de las potencias europeas, de los mejores países del mundo, juegan otro básquet prácticamente. Países como Estados Unidos o Francia son potencias físicas. Te sacan mucha ventaja sin dudas”, analizó el ex jugador de Peñarol de Mar del Plata.
Desde el Barcelona pusieron los ojos en el juvenil argentino, quien en los próximos días cruzará el océano para presentarse en la pretemporada con el Barcelona. Al respecto, el jugador formado en El Coatí dijo que “en principio quiero seguir desarrollándome. Tengo un montón por aprender, mejorar la parte física que es lo que más me hace falta, pero voy convencido de que quiero desarrollarme y con el correr de los años, si se me toca subir al primer equipo, aprovechar esta una oportunidad única”.
Para finalizar la entrevista, su mamá, visiblemente emocionada, manifestó que “para nosotros son sentimientos encontrados. Esto es algo espectacular para él, pero a su vez va a volver una vez al año y eso es muy difícil, pero él tiene que estar feliz. Ya estaba en un lugar lejano de acá como Mar del Plata, pero ahora es mucho más lejos. Lo bueno es que cuando regrese estará más tiempo porque las temporadas duran diez meses, es decir que dos meses estará con nosotros. Los últimos años Juani venía a casa y estaba diez días, una semana, muy corto. Lo positivo del Barcelona es que lo vamos a disfrutar más tiempo”, finalizó la madre.
Fuente: El Territorio.
Fotos: Franco de Olivera.

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