Si bien se sabía de antemano que el presupuesto que manejaban distaba y mucho del de otros clubes, que el objetivo en esta primera temporada era la permanencia, se esperaba otra cosa de este Mandiyú que con más penas que glorias está desandando por el torneo Federal A, con un futuro oscuro, que casi se podría anticipar el final, el descenso al Federal B, porque como están dadas las cosas, y para ello sólo basta mirar la tabla de promedios, se puede decir que el descenso es casi un hecho aunque aún haya por delante una reválida por jugar.
Se creyó que todo lo malo que se vivió antes en el “mundo Mandiyú”, llámese Textil o Deportivo en estos años posteriores a lo que fue aquel de Don Eduardo Seferián, iban a servir de ejemplo para no volver a cometer los mismos errores, pero no, fue más de lo mismo con la sola diferencia de que ahora no hay dos, sino que quedó uno solo: Deportivo Mandiyú. Una decisión que bajó línea desde el Gobierno de la Provincia y se pensó que sería todo para bien en una institución que supo pasear con orgullo su nombre por gran parte del país, y a la que todavía se la sigue respetando por lo que fue.
Pero todo aquello forma parte del pasado y de la historia, este Mandiyú de hoy dista y mucho de aquel.
¿Por qué? Simple, porque Seferián tenía una billetera como para solventar costos, y si bien no sabía mucho de fútbol, se supo rodear de gente que lo asesore para bien.
Hoy es el mundo del revés, no hay billetera y quienes están al frente de Mandiyú demuestran ineptitud, que no están preparados para llevar a buen puerto un barco que tiene un gran nombre.
La historia cuenta que Textil nació para ocupar el lugar que había dejado vacante el Deportivo. No viene al caso recordar los motivos. Un entusiasta grupo de hinchas lo hicieron resucitar, volvió a convocar multitudes, llenó el estadio de Huracán Corrientes en aquella recordada tarde en que diluvió sobre esta capital y Mandiyú jugaba frente a Candelaria una final, comparable con lo que fue la presentación del “albo” con Diego Maradona como director técnico.
Pero el tiempo pasó, esos entusiastas hinchas no pudieron sostener el proyecto y permitieron la llegada de un político al club, Jorge Abib. Un hombre como Seferián que no tenía mucha ligadura con el fútbol, pero que contaba con una buena billetera, a diferencia de lo que era el hombre fuerte de la Tipoití, el oriundo de Goya manejó a Textil a su manera, armando y desarmando, nunca un proyecto. Ello lo terminó desgastando con el paso de las temporadas, hasta terminar dando un paso al costado.
Para entonces el Deportivo Mandiyú, resurgido como el “Ave Fénix”, comenzaba a concitar la atracción de los hinchas y ello rápidamente fue observado por el mayor sponsor del “albo” en todo este tiempo: el Gobierno de la Provincia, que por consiguiente dictaminó que no podían coexistir dos Mandiyú, y que si se seguía “ayudando” sería sólo a uno, por consiguiente llegó la unificación. Se formó una comisión directiva mixta, se jugó el Federal B con el nombre de Deportivo Mandiyú, rápidamente se consiguió el ascenso al Federal A, con ello se creyeron que tocaban el cielo con las manos, porque todo se dio en muy poco tiempo.
Pero el tiempo terminó demostrando que no estaban preparados ni institucionalmente ni dirigencialmente para semejante salto.
Armaron un equipo para jugar el Federal A, una división prácticamente profesional, con jugadores del Federal B que no estaban al nivel para semejante cambio de categoría, el tiempo así lo fue demostrando.
Hubo un inicio prometedor, porque se empató en casa ante Crucero del Norte, un rival que en la consideración está para pelear el ascenso a la B Nacional. Luego vino la primera presentación fuera de casa, en Tucumán con San Jorge, 1 a 1, no estaba mal el resultado, pero ahí comenzaron a trascender cosas tales como que habían jugadores no dispuestos a escuchar mucho al técnico Pablo Suárez, esto contado palabras más palabras menos, por el mismo entrenador. La fecha siguiente visitó nuestra ciudad Juventud Antoniana, rival al que se le ganaba bien y que el cabo del primer tiempo estaba con dos hombres menos por expulsiones, se creía que llegaría el primer grito de victoria, pero no, los salteños pese a la diferencia numérica empataron y casi se llevan los tres puntos.
En la cuarta fecha llegó el primer cachetazo, derrota con Sportivo Patria por la mínima diferencia. Se perdió en casa ante los formoseños con quienes ya se sabía se estarían dirimiendo los últimos puestos de la zona. Después vino el clásico con For Ever en Resistencia, allí Mandiyú jugó su mejor partido de toda la primera fase, pero se debió conformar con el empate en uno. A la fecha siguiente vino otro viejo rival de la región, Guaraní Antonio Franco, que como el “albo” todavía no sabía lo que era ganar, lo hizo aquí: 1 a 0. En la séptima fecha Mandiyú se presentó en Salta, ante Gimnasia y Tiro, volvió a jugar muy bien, pero no podía ello transformarlo en victoria y fue 0 a 0. Luego vinieron los jujeños de Altor Hornos Zapla para darle a Mandiyú el tercer cachetazo: 2 a 1. Y tras cartón otro golpe más, derrota 1 a 0 con Sarmiento.
Se fue la primera rueda y se comenzaba a dudar si Pablo Suárez debía continuar en el cargo o era conveniente un cambio. La dirigencia apostó a la continuidad: empate con Crucero 0 - 0; primera victoria ante San Jorge 2 - 1; derrota con Antoniana 2 - 1 y derrota con Patria 4 - 1. Se pensó que tras ello vendrían cambios, sin embargo todo siguió igual. Ganó el clásico con For Ever 1 - 0; inmediatamente después fue goleado por Guaraní: 4 a 1; perdió con Gimnasia y Tiro 1 - 2; idéntico resultado se dio en la visita a Altos Hornos y cerró la primera fase quitándole el invicto a Sarmiento: 2 - 0.
A lo largo de toda esta fase inicial del torneo, Pablo probó con todo lo que tuvo a su alcance en lo que a jugadores concierne, buscando darle al equipo lo que le faltaba: gol. Ahora, con los resultados puestos se puede decir que no los encontró, Ariel Reinero fue su máximo exponente pero en la medida necesaria como para una mejor campaña.
Luego de lo que fue la producción de Mandiyú en esta primera parte, y tomándonos de las expresiones del presidente Juan Ignacio Igarzábal, pos goleada frente a Patria, se pensó que había un ciclo terminado con Suárez, pero no, el dirigente nos manifestó que no era hombre de cambiar de capitán en medio del mar y redoblaba la apuesta.
Están de acuerdo Igarzábal y Suárez en la necesidad de dos delanteros que traigan gol “bajo el brazo”, algo que hasta hoy, último día del año, y a cinco días de la fecha fijada para el inicio de la pretemporada, no aparece.
Rumores hay muchos, algunos de ellos indican que recrudecieron los conflictos dentro del mismo seno de la comisión directiva y que estarían pidiendo la destitución de Igarzábal, mientras que otros señalan que éste se recorre los pasillos de la Casa de Gobierno detrás del Gobernador buscando que siga aportando a la causa. También se dice que un grupo importante de jugadores se llegó hasta las oficinas de un dirigente empresario queriendo cobrar parte de lo adeudado. Como también se dice que en lugar de venir habría una depuración importante en el plantel.
Se fue el 2017, un año muy esperado en el “mundo Mandiyú”, porque significaba su presentación en la tercera categoría del fútbol argentino. Pero se fue con más penas que glorias y dejando muchos interrogantes para lo que vendrá.
Fuente: Luis Reinaldo Gómez, diario Época.
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