Los mejores luchadores del continente tienen su cita en Buenos Aires. Entre ellos están los hermanos misioneros Ricardo y Nicolás Báez, que desde el viernes competirán en el Panamericano de la especialidad y buscarán su clasificación a los Juegos Panamericanos de Lima, Perú, a realizarse entre el 26 de julio y el 11 de agosto.
Mañana, el primero en salir a luchar a la colchoneta, en el polideportivo León Najnudel, del CeNARD, será Nicolás en la modalidad grecorromana, en 87 kilos; en tanto, Ricardo lo hará el domingo, en el cierre del torneo en libre, 97 kilos.
“Mi objetivo es clasificar a Lima y la clasificación no esta tan difícil. Voy a tratar de ganar una medalla en mi categoría. Vengo entrenando muy bien, hice una buena preparación, confió en eso y en mí”, compartió Ricardo en la previa de este importante certamen.
Su confianza se basa en su gran momento. En estos tres años del ciclo olímpico para Tokio 2020, Ricardo dio un salto de calidad y sus entrenamientos en Europa lo hacen ser hoy una de las apuestas del seleccionado argentino de lucha.
“La preparación fue muy buena, estuve todo febrero en Rusia, después un mes en Sofía, Bulgaria, hasta el 3 abril; ahí regresamos a Argentina y estuvimos concentrados en el Cenade en Ezeiza”, explicó el mayor de los Báez que ayer cambió de lugar de concentración y se encuentra alojado en el Cenard, junto a Nicolás, enfocado en el Panamericano.
Para obtener la plaza panamericana, los luchadores del continente deben terminar entre los mejores cinco de cada categoría por lo que las chances son buenas para los hermanos misioneros.
Sobre estar juntos y compartir sensaciones deportivas similares, Ricardo rescató que “competir con mi hermano me deja muy contento y orgulloso. También me pone muy nervioso cuando va a luchar él; más nervioso incluso que cuando lucho yo”.
La confianza de lo aprendido
Hace cuatro años, el Yacaré -como se lo conoce- señaló que su mente está fijada en ser olímpico el año próximo en Tokio y siente que cada vez está más cerca de lograrlo. “Mientras más pasa el tiempo y se acercan los Juegos, uno está mejor preparado; yo me veo bien para la clasificación a Tokio 2020. Si Dios y quiere todo sale bien, estaré allá. Hasta ese objetivo no voy a parar”.
En tanto este rodaje en Rusia, como lo viene haciendo en los últimos años, lo hacen sentirse mejor plantado ante exigencias de magnitud. “Me siento mucho mejor, voy madurando, creciendo subiendo el nivel y cada vez estoy más cerca de ese objetivo (Tokio)… Falta menos y vamos por buen camino. Es mucho sacrificio porque esto de estar viajando afuera del país por mucho tiempo cuesta, es estresante y cansador, pero todo sacrificio tiene su recompensa”.
Esa compensación, el posadeño espera se dé en principio en el Panamericano que lo tendrá como anfitrión, junto al equipo argentino, entre 26 países que buscarán protagonismo en la colchoneta del CeNARD.
Fuente: Roxana Ramírez, El Territorio.
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