Rubén Aníbal Benítez se levanta muy temprano a cuidar de los caballos desde hace 37 años. Nació y creció en Posadas, junto a su padre y un tío que fueron entrenadores y le enseñaron mucho de todo lo que sabe hasta ahora.
“El amor por los caballos es una pasión que nace desde chico”, afirma Rubén, quien labura como peón y vareador en el Campo II del Hipódromo de San Isidro, en donde, ciertamente, aplica todo lo aprendido en el transcurso de los años.
Rubén es cuidadoso y tranquilo. Trata y habla a los caballos como si fuesen niños, como si fuesen amigos. “Cuidar el caballo es lo más importante de mi trabajo. Te tiene que gustar, sino te gusta no podés estar en esto”, dice Rubén confiado de que, si hay pasión, entonces habrá vocación.
Fuente: Estrellas del Turf.
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