Mente fría y corazón caliente. Ninguna definición, sobre cómo actuar en momentos decisivos, es más exacta para catalogar lo que hizo Julio Montero a la hora de asumir la responsabilidad de ejecutar el penal para Guaraní Antonio Franco ante Atlético Posadas.
La Franja perdía 1 a 0 y jugaba con uno menos, pero disponía de la gran oportunidad para igualar un partido muy complicado.
El volante correntino se paró frente a Ramiro Rodríguez, tomó carrera y, cuando lo vio al portero tirarse hacia su derecha, la «picó» al estilo de los más fríos ejecutantes. La pelota ingresó lentamente por el medio del arco y desató el festejo franjeado.
Hacía muchos años que no veíamos una definición tan exquisita, por eso los elogios no son en vano, sólo hacen justicia…
Montero tiene 26 años y llegó desde All Boys de La Pampa, donde jugó la primera parte del Regional Amateur el año pasado, hasta la cancelación por coronavirus.
Tiene una trayectoria con pasos importantes en la B Nacional con Boca Unidos y el otro All Boys, el de Floresta, además de sumar un paso por la Segunda del fútbol de Ecuador.
Oriundo de Bella Vista, Montero compartió más que los orígenes con José Pepe Sand, el goleador de Lanús nacido también allí, con quien jugó en Boca Unidos.
Los lujos en el fútbol, a veces no son bien vistos. Ayer Julio Montero demostró que en muchas ocasiones valen y mucho.
Fuente: redacción Deportes Misiones.
Fotos: Dennis Prieto, prensa club Guaraní.
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