“Tomar como ejemplo a los que hacen deporte”

“Es muy bueno que se tome como ejemplo a los chicos que hacen deporte”

A los 13 años, Argentino «Tino» Demetrio (hoy de 28) tenía un físico imponente y su profesor de educación física le vio condiciones para los lanzamientos. Así que un día lo invitó a la pista de atletismo del polideportivo «Ian Barney» de Oberá para probar con los implementos, a ver si le gustaba.
El resultado de aquella práctica marcaría un punto de inflexión en la vida de Tino: lanzó la bala más lejos que el profe, se entusiasmó y se enganchó de inmediato en el deporte, un ámbito en el cual encontró contención, buenos hábitos y un futuro.
Después de un período como atleta, incluidos cuatro años como residente del Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (CeNARD), el obereño regresó a casa para estudiar el profesorado de educación física. Todo fruto del ciclo virtuoso del deporte.
Y enseguida afloró su vocación de entrenador, primero aconsejando a quienes recién incursionaban en la disciplina y luego capacitándose para ocupar un lugar como instructor de la Escuela Municipal de Atletismo. Además, este año recuperó las ganas de competir y prepara su último torneo.

Como entrenador condujo a Abril Caso y a Martina Prieto a podios nacionales, logros que sirven de espejo para otros jóvenes que se interesan en la disciplina.

“Hace poco vino una chica y me dijo que quería lanzar la jabalina porque la vio a Abril y quiere ser como ella”, contó orgulloso.

En su momento, Tino también fue un ejemplo y espejo para los chicos de la Aldea Infantil SOS de Oberá, el hogar sustituto donde crecieron él y varios de sus hermanos.

Por él supieron que el deporte abre puertas y fueron varios los atletas de dicha institución que obtuvieron logros a nivel nacional y hasta sudamericano.

Notable evolución
Por cosas de la vida, con apenas nueve meses de vida Tino Demetrio fue acogido en la Aldea Infantil SOS, cuyos residentes asisten al Instituto Herman Gmeinner.

En ese contexto, el primero que observó sus condiciones fue el profesor Leonardo Jost.

“En realidad fue todo por la escuela. El profesor Jost estaba preparando los equipos para los intercolegiales y no pude participar en fútbol ni vóley, pero me dijo para ser parte del equipo de atletismo. Vinimos una tarde para practicar unos lanzamientos y me fue muy bien. Me acuerdo que le gané al profe. Me dijo ‘sí, vas a hacer lanzamiento’”, evocó con una sonrisa.

Después llegó la primera competencia: “Me encantó y automáticamente me metí de lleno en el deporte”.

Y así como el profesor Jost lo detectó e integró a la disciplina, luego el profesor Marcelo Caso -especializado en atletismo- fue quien pulió los detalles que requería para avanzar y destacarse.

“Marcelo vio que tenía potencial y fue el plus que me llevó a convencer del todo para dedicarme al lanzamiento de bala”, reconoció.

En 2006 participó de sus primeros Juegos Evita y finalizó 9°, pero al año siguiente ya estaba más asentado y comenzó una impresionante cosecha que lo llevó a ganar cinco ediciones del certamen.

Su evolución fue tal, que en diciembre 2007 se consagró campeón en lanzamiento de bala de los XIII Juegos Sudamericanos Escolares, que se disputaron en Coquimbo y La Serena, Chile.

Además, fue el abanderado de la delegación argentina en el acto de Apertura de los Juegos. Un recuerdo imborrable.

Luego vino la etapa del CeNARD, en Capital Federal: “Me fui con 15 y estuve hasta los 19. La verdad que fue una gran experiencia y aprendí muchísimo ya que tuve varios entrenadores, entre ellos destaco a un cubano que me mejoró mucho en técnica y fuerza”.

El nuevo rol
Su mejor marca llegaría en el Sudamericano de Santiago de Chile, en 2010, con un lanzamiento de 16.81 metros con bala de 5 kilos.

“Competí hasta los 19 años y a los 20 volví a Oberá para estudiar. Primero seguía entrenando, pero los tiempos no me daban para hacer las dos cosas en buen nivel. Entonces opté por el estudio. Pero este año empecé con la idea de volver a competir en la Copa Nacional de Mayores, en septiembre u octubre. Tengo 28 años y es una buena edad. Sería mi torneo de cierre”, anticipó entusiasmado.

Sobre su incursión como entrenador, comentó que se fue dando de manera natural y paulatinamente. Entrenaba y al mismo tiempo brindaba su experiencia a los más chicos.

Recordó que “fue de a poco y cuando me di cuenta tenía un pequeño grupo de lanzadores y ahí me decidí a enseñar, en paralelo a mis estudios”.

“Es importante que el atleta tenga una preparación completa. No es sólo hacer fuerza, porque no sirve de nada levantar mucho peso en el gimnasio si después no podés trasladar esa fuerza al lanzamiento. Por eso es fuerza y técnica”, remarcó.

En su rol de entrenador, en primera instancia orienta a los atletas en la elección del lanzamiento: bala, jabalina, disco o martillo. También influye la genética, subrayó.

Actualmente a nivel local la jabalina está de moda por los éxitos de las pupilas de Tino. De ahí la importancia de los buenos espejos.

“Es muy bueno que se tome como ejemplo a los chicos que hacen deporte. En su momento fui un espejo para los chicos de la Aldea. Entre ellos se destacó Elías Rodríguez, quien compitió a nivel nacional y sudamericano en salto en alto”, recordó.

Y si de soñar se trata “me gustaría tener la chance de preparar un atleta de nivel olímpico. Ese sería el broche de oro”.

Las marcas

Argentino Demetrio se inició en el lanzamiento de la bala en 2005 y desde entonces su evolución fue constante.

En el 2006 ganó las instancias local, zonal y provincial de los intercolegiales, con marcas de 9,84 metros, 11,37 y 11,50 metros, respectivamente.

Además, finalizó noveno en el Nacional de Río Tercero, Córdoba, con un lanzamiento de 11,65 metros.

En 2007 volvió a imponerse en todas las instancias del ámbito provincial, con marcas de 12,78; 13,75 y 13,03. Pero lo más importante fue que se consagró en la instancia Nacional de los Juegos Evita, en Mar del Plata, donde ganó con una marca de 13,92 metros. Ese mismo año se consagró campeón Sudamericano Escolar, en Chile, con un registro de 15,40 metros. También en Chile, en 2010, finalizó cuarto en el Sudamericano con un lanzamiento de 16,81 metros con bala de 5 kilos, su mejor registro histórico.

Fuente: Daniel Villamea, El Territorio.

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