Minuto para analizar

Minuto para analizar

Entre paciente y paciente, Santiago González deja por unos minutos su rol de psicólogo y pasa al de deportista. Al de jugador de básquet, ese que eligió desde pequeño y con el que construyó una carrera de 20 años.
Desde Gimnasia de Santa Fe hasta Tokio. Desde su ciudad natal a Salta, a Junín, a Corrientes, a Posadas y hasta a Colombia. El básquet le dio al pivote de 2,03 metros la chance de recorrer el país y hacer historia en varios clubes. “No todas fueron buenas”, aclaró el también psicólogo deportivo.
Los logros, las frustraciones, lo impensado, la familia, las buenas y las malas fueron parte de una carrera signada por el sacrificio. Hoy, a sus 37 años, el pivote paró un rato la pelota, pidió minuto y analiza si seguirá o no sumando clubes a su extenso historial.
“Son muchas cosas para analizar a la hora de definir si sigo jugando o no. Físicamente me siento bien, pero es lo mental lo que muchas veces te agota”, confesó González.

El capitán de Tokio en el último torneo Federal está acostumbrado a combinar el estudio o el trabajo con el básquet, pero la experiencia no viene sola y por eso prefiere tomarse el tiempo necesario para ver cuál será el siguiente paso.

“Ahora ya está la familia, los chicos que van a la escuela, yo que empecé a enfocarme más en mi carrera (laboral) y todo eso hay que tomarlo en cuenta. El básquet es un trabajo y atender a mis pacientes también, entonces todas esas cosas las tengo que poner en la balanza”, analizó.

Por todo el país
A los cinco años comenzó la aventura en el básquet. Gimnasia de Santa Fe fue su primera casa y no frenó. En su primera etapa pasó por Boca, Lanús, Pedro Echagüe de Avellaneda y Pedro Echagüe de la Ciudad de Buenos Aires.

En 2005 comenzó con la doble responsabilidad: jugar y estudiar. Se metió en psicología y dividía su tiempo entre los libros y apuntes y los entrenamientos. Esa sería la constante durante los siguientes años y hasta hoy.

Durante esa etapa de jugador estudiante, González tuvo ese primer choque con la frustración dentro del deporte. Tuvo la alegría de jugar llegar a El Nacional de Monte Hermoso para jugar la Liga Nacional, pero la historia terminó con un descenso.

“No son todas buenas. A veces vas con ciertas expectativas a un lugar y no se cumplen, pero eso no quita que ganes un aprendizaje”, aseguró el santafesino.

En 2009 se recibió de licenciado en psicología y se fue a Junín, donde pasaría tres temporadas en Argentino. Consiguió dos ascensos (2009/10 y 2011/12) y nuevamente probó la amargura del descenso en la temporada intermedia (2010/11).

A partir de ese momento, González se dedicó de lleno al básquet, aunque nunca descuidó su carrera como psicólogo.

Pasó por San Martín de Corrientes y logró, en la temporada 2013/14 un nuevo ascenso a la Liga Nacional, al igual que con Instituto en la 2014/15.

Por esa buena seguidilla lo catalogaron como “El hombre de los ascensos”, pero no le gusta ese mote. Prefiere reconocer al equipo y, por sobre todas las cosas, al recorrido que hubo en cada temporada

“No me gusta hablar de éxito y fracaso, sino de logros y frustraciones deportivas. En el éxito parece que sos un fenómeno y en el fracaso que no hiciste nada bien y no es así. Tanto en un logro como en una frustración deportiva recorriste un camino y eso trajo aparejado un crecimiento, aprendizajes y un montón de cosas”, expresó.Minuto para analizar

Ese recorrido por Argentina lo llevó a Salta Basket, equipo con el que se dio el lujo de jugar la Liga Sudamericana en 2019.

“Se armó el equipo, arrancó la pretemporada y nos avisaron que a los 20 días jugábamos la final con Platense (por el pase a la Liga Sudamericana). Ganamos y fuimos a jugar a San Andrés en Colombia. No sé cómo hicimos, pero le ganamos a todos”, recordó entre risas.

“Llegamos hasta las semifinales del torneo y nos dimos el lujo de jugar contra grandes equipos como Botafogo (campeón del certamen)”, agregó.

Tiempo de análisis
La pandemia llegó e hizo repensar muchas cosas y, entre ellas, el tiempo para la familia. Desde hace más de una década que Melania, su compañera de vida, acompaño a González por todo el país, pero la pareja se convirtió en familia. Benjamín primero y Joaquín después se sumaron a la aventura del básquet y por eso Posadas fue el nuevo destino.

“En 2018 terminé mi especialización como psicólogo deportivo y cuando llegué acá comencé con algunos trabajos y pacientes. Llegó la chance de Tokio y lo único que pedí fue que necesitaba trabajar de mañana. Ellos lo entendieron y por eso me sumé al proyecto”, comentó sobre, por ahora, su última incursión deportiva.

Con el Japonés jugó el torneo Federal, fue capitán del equipo y, más allá del sinsabor del cuadrangular en el que Tokio quedó eliminado, se quedó con muy buenas sensaciones.

“Ahora hay que ver qué quieren ellos y qué quiero yo. Si me quedo y sigo jugando o si me abro a un posible mercado”, reconoció.

“Es agotador desde lo mental a veces combinar dos trabajos. Más allá de que me gusta el básquet hay que darle la dedicación que se merece y eso sumado a mi trabajo como psicólogo te desgasta”, explicó en referencia a sus ganas de seguir dentro del mundo del básquet.

Por ahora el deporte quedó en espera. Las fichas están puestas en apuntalar la carrera y darle tiempo a la familia. Por ahora Santiago González pidió minuto y en su consultorio analiza lo que viene.

Fuente: Diego Vain, El Territorio.

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