Atlanta recibió este jueves a Almirante Brown en Villa Crespo urgido de sumar de a tres luego de tres encuentros sin ganar. Sin embargo, volvió a ser flojo en la ofensiva, endeble en el fondo, y con muy poco, la visita casi se lleva la victoria.
Sobre el final, y de tanto ir, el Bohemio encontró la igualdad en una arremetida del misionero Fabricio Pedrozo, que salvó la ropa. Mientras tanto, el juego sigue sin aparecer, y mientras el fútbol se trate de hacer goles, todavía hay mucho por trabajar en Villa Crespo.
En la primera etapa, ambos se midieron. Almirante intentaba aprovechar que la defensa local jugaba adelantada para filtrar pases a espalda de los centrales, pero nunca logró generarle así riesgo a Rago que, como mucho, debió salir lejos en un par de jugadas. Por el lado de Atlanta, el objetivo era meter centros desde los laterales, y con Molina y Perinciolo buscó varias veces a Pedrozo que siempre estuvo cerca, pero nunca pudo concretar.
Cuando parecía que la cancha se inclinaba para el arco de Almirante, una desatención en el mediocampo bastó para que García tuviera varios metros para acomodarse, apuntar y clavar un disparo esquinado al borde del palo, que esquivó la estirada de Rago y puso el 1-0. Sobre el final, el Bohemio pudo haberlo empatado en una nueva oportunidad para Pedrozo, pero primero el arquero y luego Fernández en la línea le ahogaron el grito al misionero.
En el complemento, los fantasmas volvieron a aparecer. La Fragata se defendía sin la pelota, y el Bohemio con su habitual posesión paciente y horizontal, lejos estaba de generarle peligro a la visita. Las ideas en tres cuartos no aparecían, o llegaban pero sin precisión, lo que a efectos prácticos era lo mismo. Al ingreso de Bisanz (que inexplicablemente sigue siendo suplente) por Marcioni en el entretiempo, se le sumaron los de Donato (por Galeano), Pérez Godoy (por Perinciolo), Saggiomo (por Berterame) y Carrasco (por Molina). Pero la esencia no se alteraba.
En el tramo final, Almirante desperdició ocasiones para liquidarlo de contra, y, como marca la ley, goles que no se hacen en un arco se hacen en el otro. En el tercer minuto de adición, Ramón Fernández esquivó la tentación de lanzar un centro y trazó una diagonal de izquierda a derecha buscando ángulo para pegarle. El remate esquinado fue despejado por el arquero, pero el rebote lo tomó el oriundo de Puerto Iguazú, Fabricio Pedrozo, para poner el 1-1 definitivo.
Aunque la imagen desde la actitud terminó siendo positiva, porque el Bohemio jamás se cansó de buscar, todavía es preocupante la falta de juego en ofensiva que tiene el equipo. Más aún con los intérpretes con que cuenta. La parsimoniosa y lenta posesión no se traduce en peligro, y sólo es una pérdida de tiempo más en la búsqueda del gol. A Atlanta le falta convertir y en defensa no gana solidez. Si no corrige esos aspectos, la actitud no lo va a salvar muchas veces más.
Fuente: Mariano Perusso, Sólo Ascenso.
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