Con apenas un par de horas de vida, Lisandro Román Zarza empezó a pelearla en este mundo. Un virus que su mamá contrajo durante su embarazo le produjo problemas en la parte izquierda de su cuerpo, al punto que tuvo que amputarse la pierna.
El amante del fútbol y fanático de Boca tuvo a lo largo de sus 19 años 17 operaciones y durante un tiempo estuvo enfrentado con la vida.
“Llegó un día un señor a la carnicería de mi papá, preguntó si tenían un chico con discapacidad, que iban a empezar una escuela de básquet adaptado. Me invitaron a que me integre y yo en ese momento estaba con el fútbol, soy amante del fútbol, y no quería ir”, recordó.
“Yo estaba con el tema de mis cirugías y mucho no quería salir, quería encerrarme. El básquet llegó en un momento necesario. No estaba solo, pero sí solo conmigo. Me sentía muy solo”, reconoció.
La naranja apareció a los 13 años en la vida de Licha y llegó para cambiarle la manera de ver el mundo.
“Me encontré con compañeros, que hoy son como mis hermanos. Empezó como una diversión, pero soy muy competitivo, entonces empecé a ponerle garra y se fueron dando los objetivos”, comentó.
Esos objetivos de los que habla el posadeño son, nada más y nada menos, que las convocatorias a la selección argentina que recibió desde 2021.
“Representar a la selección en cualquier deporte es el sueño de cada chico. Es un orgullo, para mí, para mi familia, para mis amigos. Lo hablábamos a veces y cuando no estaba pensaba que era muy grande, que era muy difícil. No es sencillo. Hoy todos ven el final del recorrido, pero no saben todo lo que pasó antes, todo lo que pasé para llegar hasta acá”, expresó.
Es que la lucha marcó y aún lo hace la vida de Lisandro. Por eso, cuando recibió la noticia de que iba a jugar en la selección se emocionó hasta las lágrimas. “Cuando me convocaron tuve un conjunto de emociones muy grande. Cada vez que voy a la selección me pongo nervioso, me sigo emocionando cada vez que me pongo la camiseta”, reconoció.
“No hay que quedarse quieto”
Licha llegó al básquet adaptado casi sin querer y hoy es un gran promovedor del deporte en cualquiera de sus facetas, aunque claro hace hincapié en el básquet adaptado desde su experiencia.
“Cuando empecé, el básquet adaptado no estaba muy visto, era un poco desconocido, pero creo que hoy es más visto, nos movemos muchos en las redes. Se sabe lo que hacemos y cuando se hacen exhibiciones tratamos de aprovecharlas para que la gente conozca”, comentó y lo definió como “un deporte desconocido para muchos, pero lindo para conocer”.
“Yo no lo quería conocer en su momento, pero hoy soy un apasionado y no solamente del deporte, sino del ambiente que lo rodea. Hay muy buena gente en el básquet, que son mis amigos”, destacó el posadeño.
El deporte le cambió la vida al hoy jugador de la selección, que no reniega de los momentos en los que estuvo sin ganas. Al contrario, trata de usar esos recuerdos para transformarlos en incentivo.
“Con todos los problemas que tuve de chico siempre intenté más. Nunca me quedé en que no tengo una pierna o que uso una prótesis, siempre intenté dar un poco más. En el deporte encontré amigos y tengo a mi familia que es mi equipo”, expresó.
“Pasé por situaciones en las que no quería salir o moverme y hoy tengo muchos amigos, personas que la vida y el básquet se encargó de poner en mi camino. No hay que quedarse quieto”, tiró como recomendación Licha.
Fuente: El Territorio
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