El rugby apuesta a que el año que comenzará en breve, sea trascendental. En diciembre celebra sus dos siglos de vida, de acuerdo con el hecho fundacional que se le asigna a un partido de fútbol en el cual William Webb Ellis tomó la pelota con la mano y salió corriendo, en un episodio que ocurrió en un colegio de la ciudad Rugby, en el Medio Oeste de Inglaterra. Tres meses antes, el viernes 8 de septiembre, será el kick-off de la 10ª Copa del Mundo, que se jugará enteramente en Francia hasta el sábado 28 de octubre.
Dos acontecimientos, uno deportivo, el máximo, y el otro histórico, a los que el World Rugby buscará sacarle el máximo provecho en su búsqueda de nuevas audiencias y mercados.
Ellis murió en 1872 a los 66 años. Nunca se enteró de la leyenda que luego se forjó sobre él. Está enterrado en Francia, en el cementerio de Menton, y World Rugby lo incluyó en 2008 en el Salón de la Fama, al igual que a Rugby School. El Mundial de Francia 2007, que tuvo sedes en Edimburgo y en Cardiff, resultó un trampolín para la difusión del rugby. Se espera que esta edición también lo sea.
Al igual que los anteriores, la Copa del Mundo se disputará con flamantes cambios de reglas, que comenzarán a regir desde el inicio de 2023. Pero esta vez, World Rugby dio un salto grande en la concepción del juego, al punto que será un enorme desafío para los jugadores, los referees y los entrenadores. La meta es clara: agilizar el juego al máximo posible. Eliminar los tiempos muertos y apuntar a que los partidos ganen en tiempo neto. En esa vía, incluso, se avanzó sobre el uso del TMO, una herramienta clásica del rugby, que a partir de ahora será utilizada sólo en situaciones «claras y obvias».
En el reciente Mundial de fútbol quedó en claro que cuando el VAR dejó de ser protagonista para transformarse sólo en una ayuda tecnológica, los partidos de octavos para adelante fueron electrizantes y con un ritmo asombroso, sin pausas.
Cambios
Pero más allá del TMO, lo que cambiará sensiblemente es el juego. «Donde más se notará es en el line», opina Francisco Roldán, rosarino y analista del juego. «Hoy es la formación fija que más variantes y sorpresas tiene en el juego. Si ahora habrá que tirar la pelota rápido, será muy difícil concretar las jugadas programadas», agrega. La nueva regla indica que los equipos deben formar el line sin demora. En el scrum tampoco habrá más tiempo: los packs deberán formarse 30 segundos después de la marca. Si eso no se cumple, en ambos casos la sanción será un free-kick. O sea, a jugar la pelota.
Las nuevas reglas también penarán a todo aquel jugador que no esté de pie en las situaciones de tackle, ruck y maul. El referí deberá resolver si en la acción el jugador «no está usando el suelo brevemente para mantener su propio equilibrio y estabilidad». Roldán aporta otro elemento: «Será muy complejo para los árbitros». Y algo más: «Quizá para un juego que tiende a acelerarse, los jugadores deban formarse físicamente de otra manera».
Habrá que ver cómo los equipos y luego los seleccionados se van adaptando a estas nuevas reglas que ya fueron experimentadas a lo largo de este año en algunos partidos jugados por la Liga de Australia. World Rugby informó que arribó a estas conclusiones luego de un panel en el que participaron integrantes de todas las ramas que nutren a este juego. Desde hace tiempo, la entidad madre viene buscando que los partidos sean más atractivos a la vista de los aficionados y a los intereses de la TV y de los patrocinadores. Si bien, el rugby evolucionó en cantidad de jugadores y países en la última década, y el Mundial figura entre los acontecimientos deportivos con más audiencia, todavía está lejos de ser un deporte mundialmente popular. El presidente de WR, el inglés Bill Beaumont, fue categórico: «Esto es un paso en el camino de reinventar nuestro deporte».
Fuente: El Libertador.
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