Dolor por la muerte de José Martínez, un gran maestro del atletismo

Dolor por la muerte de José Martínez, un gran maestro del atletismo

El entrenador de atletismo José Martínez (79) falleció este martes en Posadas luego de batallar hace un tiempo con una delicada situación de salud. El gran maestro deja un legado en lo deportivo y también en lo cultural ya que fue un gran escultor y publicó tres libros de poemas.
Martínez entrenó a chicos y grandes en la Agupación Araucaria. Supo moldear a campeones de talla internacional como Alberto Olivera y sobre todo le dio un sentido de pertenencia y contención a muchos atletas de escasos recursos a los que ayudó «como familia», recalcaba siempre.
Su voz con tono de poesía, aunque cuando no le hacían caso se hacía notar tornándose ronca, fue el sello para dar instrucciones a sus pupilos a los que acompañó a sol y sombra en las carreras y en los entrenamientos en la costanera, cuando la Araucaria tenía sede detrás de donde hoy se encuentra el bar Cristóbal.
Martínez, como el también recordado Néstor Prieto, fueron timón de tantísimos atletas, como formadores y organizando competencias, que hoy tendrán el corazón partido, pero con el honor de haberlo conocido ya que era un hombre humilde y sabio que estaba siempre dispuesto a compartir sus conocimientos.

Dolor por la muerte de José Martínez, un gran maestro del atletismo

«Viví los máximos y los más hermosos momentos», compartió compungida Nilda Vega (nº 145 en la foto), destacada atleta que también formó el profe Martínez.

Nacido en Villa Sarita, José de Jesús Martínez fue entrenado en su juventud por el brillante profesor que tuvo Misiones, José Sorzana, quien lo llevó a ser campeón de atletismo nacional, luego José volcó su conocimiento a niños y jóvenes de la Tierra Colorada, y en los últimos años su vida estuvo entorno a hacer geniales esculturas, ya disfrutando más de sus hijos, nietos y hasta bisnietos.

Volcado a sus pasiones
En una de sus últimas notas con El Territorio, Martínez contó que pudo combinar la pasión con el trabajo pero destacó que era «algo muy complicado».
«Combinar dos pasiones y trabajo es mucho más complicado. Pero no imposible», relataba. Martínez había encontrado la manera para lograr, de a poco, un equilibrio entre sus pasiones: el atletismo y sus esculturas, que también son su trabajo.
“Si te dedicás a ciertos deportes, como el atletismo, terminás poniendo de tu bolsillo”, contó el ex atleta y dirigente, que se dedicaba a trabajar en su taller con sus esculturas.
Herramientas sobre la mesa, algunos pinceles y el mate listo. Ese es el panorama que eligía día a día José. Prefiería la tranquilidad de su hogar a las charlas con los dirigentes, aunque admitía que extrañaba “ese olor particular” que tiene la pista en la mañana antes de entrenar.
“Para poder dedicarle tiempo a una pasión, como el atletismo, tenés que tener buena compañía”, analizaba el hombre que se dedicó durante muchos años a participar de infinidad de torneos y luego de entrenar a diferentes representantes de la tierra colorada.
Las horas fuera de casa y los fines de semana dedicados a organizar los torneos eranparte linda de la pasión, pero “de algo hay que vivir”, reconoció entre risas Martínez. Ahí estaba lo complejo de la situación. “Yo le dediqué mucho al atletismo, como deportista y como dirigente, pero es complicado después mantener a la familia”.
El trabajo muchas veces le ganaba a esa pasión. Martínez tuvo la suerte de encontrar en las esculturas la manera de continuar cerca del atletismo. Se dedicó a hacer los trofeos para las competencias y así combinó durante mucho tiempo a sus dos amores.
“Yo hoy estoy tranquilo con mi taller. Estuve mucho tiempo metido en el deporte y no es fácil. Acá el dirigente tiene que hacer todo”, admitió quien asegura no tener la fórmula para juntar a la pasión con el trabajo, porque de lo contrario “hace tiempo lo estaría haciendo”, bromeó.
“Algunas cosas que te pasan en la vida te hacen recapacitar. Una vez me vi un domingo con un cronómetro en la mano en una competencia y me dije: ‘¿Qué hago acá? Tengo que disfrutar la vida’”, se sinceró Martínez.
A pesar de los sinsabores que le dejó su amor por el atletismo, el profesor del club Araucaria se animó a tirar su clave para seguir adelante en los últimos años: “Hay que seguir soñando. Eso te permite continuar y pensar siempre para adelante y eso hay que enseñarle a los chicos”.
Y así será maestro. Hasta siempre…
Fuente: El Territorio.

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