De casi no ver el partido a jugarlo y a recibir uno de los tantos más recordados del 10 y de Misiones. Pedro Ayala, el otro protagonista del gol de mitad de cancha de Pelusa en Posadas.
Todos lo miran a él y él mira al arquero. Quien tiene que cuidar el arco está un poco adelantado. Parado sobre la medialuna del área que da al arco de la tribuna «César Napoleón Ayrault».
Fueron 12 mil personas las que colmaron esa tarde el «Clemente Argentino Fernández de Oliveira». Fueron 12 mil personas las que vieron como Diego Armando Maradona la levantó con la con la zurda, la quiso acomodar con la derecha y necesitó un toque más con la izquierda para poder rematar desde mitad de cancha y ponerla en un ángulo. Un gol que no pasaría desapercibido para el resto de la vida del 10.
“Yo lo venía buscando desde hace mucho tiempo al gol desde la mitad de cancha. Hoy lo intenté como última posibilidad, porque sabía que el tiempo que tenía era escaso. Le había preguntado al referí hacía poquito y me respondió que faltaban cuatro minutos. Entonces me animé, cuando sacamos del medio, la levanté y no me quedaba para pegarle. Sabía que si tardaba más le daba posibilidad al arquero a que llegue. Pero gracias a Dios le pude pegar fuerte; le pude pegar bien, con todo el pie y tuve la suerte de que entrara”. Así recordó Maradona a su gol de mediacancha.
Después de 32 años, Pedro Ayala pisó nuevamente el campo del Clemente Argentino Fernández de Oliveira, donde un tal Diego Maradona le metió un golazo. (Foto: Guadalupe de Sousa)
Todos corren e invaden la cancha para abrazar al Diego. Todos incluido el arquero que acaba de recibir un gol memorable. Un gol que recorrerá el mundo. Un gol que hoy, 32 años después, sigue siendo motivo de asombro. Motivo de alegría. El único gol de Diego Maradona desde el círculo central.
“Qué iba a hacer. Fue un golazo. Yo agarré la pelota y salí corriendo para abrazarlo, para festejar con él y ahí la gente empezó a invadir la cancha y se terminó el partido”.
El que revive ese momento único es Pedro Alberto Ayala, el arquero al que Maradona le hizo el gol desde la mitad de la cancha.
Ayala no estaba entre los invitados de lujo a ese encuentro. Es más ni siquiera estaba por ver el partido esa tarde del 9 de mayo de 1992 en Villa Sarita.
“Fui a ver si podía conseguir una entrada y le pedí a (Eduardo) Moulia si tenía alguna. Me dijo que no, que ya no entraba nadie, pero que me quedara porque parecía que el arquero suplente (de la selección de Posadas) no iba a llegar. Al rato vino y me dijo que (Ruiz Diaz) no llegaba y que entrara al vestuario”, contó.
Así de fortuita fue su participación en el encuentro. De casi no ver el encuentro a estar sentado en el banco de suplentes. Un lujo.
Maradona festeja su gol de tiro libre; de fondo, Ayala (Foto: archivo El Territorio)
“Entré al vestuario y estaba el Diego. Un momento único. Si bien no hablamos mucho te dabas cuenta de que era una gran persona. Atento con todos. Nunca vi un vestuario tan lleno de personas”, repasó Ayala.
En ese momento Ayala era jugador de Iplyc en la Liga Posadeña. Venía de haber logrado el ascenso con Arsenal de la Primera B (la B Metropolitana) a la B Nacional. Ayala no era arquero, era delantero.
Ayala no iba a jugar. El titular de la selección de Posadas era Jorge Maslovski, histórico arquero de Santo Pipó. Pero hay tipos que tienen que estar en el momento indicado a la hora indicada. En el segundo tiempo, cuando Diego ya jugaba para la selección de Misiones, Maslovski se lesionó. Justo antes de un penal.
“Le dije que atajara el penal, que no me haga entrar antes”, bromeó Ayala. Maradona mete el penal y Ayala reemplaza a Maslovski. Entra para darse el gran gusto de compartir cancha con su ídolo. Entra, sin saber, para quedar en la historia.
“Diego me mete un golazo de tiro libre. Pedí siete en la barrera y cuando la vi ya estaba adentro”, repasa sentado bajo el arco de la tribuna que da al centro posadeño. Después de 32 años, desde aquel 9 de mayo de 1992, Pedro recorre el campo de juego del Clemente Argentino Fernández de Oliveira y confiesa que “nunca más había venido a la cancha”.
Pero mientras todos disfrutaban del espectáculo de Maradona, el 10 pensaba cómo podía meter el gol que le faltaba. El de mitad de cancha.
Lo vio a Ayala adelantado. El arquero había festejado uno de los goles de la selección de Posadas y el 10 aprovechó para ponerla por encima del delantero convertido en arquero.
“Cuando vi que levantó la pelota empecé a retroceder, pero cuando levanté la mano la pelota ya estaba adentro. Fue un golazo”, se emocionó Ayala con el recuerdo.
Ese momento marcó la historia de ambos. Maradona logró el gol que estaba buscando en un momento especial de su vida. La Fifa lo había suspendido por doping y cumplía esa sanción mientras jugaba partidos a beneficio alrededor del país. En el vestuario aseguró que no volvería a jugar, que su carrera ya estaba terminada.
Mintió. Ese mismo año emigró a Sevilla para ser nuevamente dirigido por Carlos Bilardo y después de muchas idas y vueltas volvió a la selección argentina para clasificarla al Mundial de Estados Unidos y ser parte de esa Copa del Mundo en la que “me cortaron las piernas”.
El rumbo de Ayala también lo fuera del país. De la Liga Posadeña pasó a jugar el torneo Paulista para Itauano. Estuvo un año y medio y casi pasa a Atlético Mineiro, pero una lesión lo privó de ser parte del equipo de Belo Horizonte.
“Volví a Misiones y me fui a El Soberbio y estuve diez años en el interior. Pasé por Atlético Oberá y jugué hasta los 35 cuando me retiré”, contó acerca de su carrera y contó que también tuvo un paso por Sol de América en Paraguay.
Cuando dejó el fútbol se fue al Sur. A Santa Cruz. Tenía una hermana en la provincia patagónica y entró en la policía. Pero después de diez fríos años decidió pedir la baja y volver a la tierra colorada. Empezó a trabajar en la construcción, aprovechó los conocimientos que le dio la escuela técnica, la Industrial, de la que egresó en 1988.
“Hoy la realidad está complicada, pero me rebusco. Trabajo por mi cuenta”, contó Ayala, quien a sus 56 años tiene muy presente esa tarde de mayo de 1992. Esa tarde en la que Maradona lo convirtió en un personaje famoso.
“Yo no me imaginé lo que iba a pasar, pero ese gol, sale en todos lados, recorrió el mundo y hasta aparece en películas sobre Maradona”. Todavía no lo puede creer. Pasaron 32 años de aquella tarde, pero para Pedro fue ayer. De no estar en la lista, de no estar invitado al banco. Del banco a jugar. De jugar a la historia.
“El fútbol tiene esas cosas. Tuve el honor y el orgullo de haber jugado con Maradona y de que me haya hecho un golazo”, se volvió a emocionar Pedro, el delantero convertido en arquero al que el Diego le metió el gol que tanto buscaba.
Fuente: Diego Vain, El Territorio.
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