Tras el anuncio de las llaves, el Millonario quedó emparejado con la T mientras que San Lorenzo con Atlético Mineiro de Brasil. Los octavos se jugarán entre el 14 y el 21 de agosto con partidazos en carpeta.
Justamente el 14 de agosto Talleres jugará el encuentro de ida en el mundialista Mario Alberto Kempes y allí estará esperando ansioso Juan Carlos Portillo, el «Sicario», como le dicen desde hace un tiempito.
El defensor de 24 años forjó templanza en su Puerto Rico natal, adquirió conocimientos futbolísticos en Crucero del Norte y aprovechó la pandemia para hacerse notar y pegar el salto definitivo, el que lo llevó a Unión de Santa Fe.
En el Tatengue se convirtió en pieza fundamental del primer equipo a lo largo de tres años y hasta tuvo su estreno absoluto en la Copa Sudamericana. Tantos logros a corta edad llamaron la atención de Talleres de Córdoba, club que lo fichó en el 2023 con el objetivo de seguir proyectando su ficha y hoy es pieza fundamental.
Vida sacrificada
Fueron seis años turbulentos para el Sicario apoyándose en una palabra que lo resume todo: sacrificio.
Hijo de Leonardo y Julia, Juanca es el penúltimo de seis hermanos en una familia humilde que vive en el barrio San Alberto de Puerto Rico.
“El que me inculcó el fútbol fue mi viejo. Él es un tipo futbolero y estuvo haciendo el esfuerzo desde que era chico, plantó la semillita; de chico asistí a la escuelita infantil ‘9 de Julio’ para empezar la etapa competitiva”, le dijo Portillo a El Territorio.
“Jugábamos siete días de la semana, dos eran de escuelita de fútbol y los otros cuatro de picaditos en la canchita o la calle… era fútbol y fútbol”.
Tras estrenarse con el Colectivero en el torneo Federal A, Juan Carlos tuvo un breve paso por Deportivo Itapuense, en la segunda división del fútbol paraguayo, retornando al Colectivero para encarar la temporada 2019-2020.
La pandemia llegó y Martín Zucarelli terminó siendo el nexo definitivo con Unión, club que se quedó con el 85 por ciento de su pase. El resto es historia.
“Uno piensa y se propone esos objetivos, después se van dando dependiendo de las circunstancias. Me imaginaba jugar en Primera, eso era una motivación para seguir entrenando… se dio y estoy agradecido”.
“Soy un jugador tranquilo, pero al mismo tiempo me destaco por la agresividad, por la violencia y por la precisión en lo que hago; me equivoco pero no tanto”, se describió.
“No espero nada. Me preparo para estar mejor y dejo que las cosas se vayan dando… como tiene que ser. Obviamente uno aspira a un lugar mejor donde se pueda seguir creciendo, pero eso se va dando día a día”, cerró la joya de la T, quien también destaca por su polifuncionalidad como lateral por izquierda, zaguero central y hasta mediocampista.
Fuente: Cristian Avellaneda, El Territorio.
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