Recorte inevitable

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Ya pasaron más de 100 días y el calendario del fútbol argentino ni siquiera marca el retorno a los entrenamientos. La espera inédita que comenzó desde aquel lejano 17 de marzo, cuando la pelota dejó de rodar, tendrá consecuencias irreversibles para los clubes, pero lo cierto es que en este lento pero inevitable colapso las primeras víctimas fueron los jugadores.
El pasado martes 30 de junio, más de mil futbolistas quedaron en libertad de acción tras concretarse el vencimiento de sus contratos. Desde los equipos de la primera división hasta de las categorías de ascenso, todos tuvieron un desprendimiento considerable y son muchos los jugadores que esperan una mejora de la realidad para conocer sus destinos.
Desde la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) y Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA) se trató de amortiguar el impacto otorgando a los clubes la posibilidad, por única vez, de extender los contratos por seis meses; además de una inyección económica y la cobertura médica para todos los futbolistas que desde hace tres días están libres.

Pero la preocupación es alta porque el mercado argentino que se viene no parece ofrecer grandes oportunidades y los jugadores tendrán que amañarse a las ofertas. Es que la apuesta a los juveniles y los bajos salarios, hasta una definitiva recuperación, serían prioridad en los clubes.

La mirada local
El silencio desde AFA y la falta de una fecha concreta para la vuelta del fútbol hace que los equipos no enciendan la rueda de engranaje, entonces también desaparece la posibilidad de renovar al menos por seis meses a los jugadores con contratos vencidos. Ese es el caso de Crucero, hoy militando en el torneo Federal A (tercera división).
El pasado martes ocho jugadores terminaron su vínculo con el club misionero: Pablo Motta, Álvaro Klusener, Marcos Argüello, Agustín Bellone, Cristian Sain, Nicolás Fassino, Jesús Vera y Rodrigo Acosta Ferreira. Desde la dirigencia avisaron que todos ellos siguen en contacto, pero que no pueden tomar la decisión de repatriarlos.
“Existe la posibilidad de volverlos a sumar. Pero tenemos que ver cuándo y de qué manera se va a reanudar el campeonato, porque no sabemos si vamos a jugar lo que queda del año”, remarcó el presidente del club, Gerardo Nitzsche. “Seguimos en contacto con todos los presidentes de los clubes del Federal A y esperando que el Consejo Federal nos convoque para tomar una decisión”, agregó.
“Hoy estamos tranquilos porque tenemos la infraestructura para empezar a trabajar (cuatro vestuarios y dos canchas) cuando nos autoricen, pero no lo vamos a hacer si no tenemos el OK. Todo significa erogaciones y gastos que con esta cuarentena es difícil de cubrir”, aseguró el dirigente.
“En este momento se está trabajando en el protocolo general para iniciar los entrenamientos. Todas las categorías aportaron con la opinión de sus médicos y el doctor Héctor Duarte (médico del plantel de Crucero) también dio la suya; la semana que viene se enviará el protocolo a las autoridades nacionales para su aprobación”, aseguró el dirigente, lo que sería un avance importante en este operativo retorno.
Pero Nitzsche también fue realista: “Mientras no se acomode la situación en Buenos Aires va a ser difícil la vuelta de los torneos. Tampoco tenemos la posibilidad de jugar campeonatos entre provincias de la región, por la realidad de Chaco…si esto continúa habría que dar por suspendidas las actividades este año. Hay que ser optimistas y esperar”.

Protocolo para clubes
Por otra parte, el vicepresidente y manager del Colectivero, Dardo Romero, se refirió al protocolo que AFA presentará la semana próxima en el Ministerio de Salud de la Nación y aseveró que es prácticamente imposible sostenerlo por cuenta propia. “Nos piden cinco tests por persona que integre el plantel (jugadores y cuerpo técnico), un promedio de 40 personas. Es imposible, porque cada test vale cerca de cinco mil pesos y es un gasto adicional de 700 a 800 mil pesos, una locura. AFA no especificó si se hará cargo, pero nosotros hoy no podemos cubrir esos gastos”, dijo.
“Sería un test por jugador tres días antes de empezar un entrenamiento, otro en el día de entrenamiento y de ahí una vez cada diez días. Está bien la idea pero los clubes no pueden bancarla económicamente”, agregó.
Respecto a lo que viene, el ídolo del club fue claro: “Hay que esperar para saber si se puede presentar una lista de buena fe nueva o si tenemos que mantener la misma. La idea es armar un equipo con los chicos del club y traer dos o tres jugadores específicos, con experiencia, pero tenemos que saber con qué presupuesto contamos y de eso estamos lejos”.

Fuente: Cristian Avellaneda, El Territorio.

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