Ideología y urgencias

Tal vez tres fechas sean poco para sacar conclusiones. Está claro que lo que pretende imponer Hugo Castillo como estilo de juego en Guaraní necesita tiempo para ver los frutos. Resta saber si le alcanzará.
La victoria 2-0 sobre Chaco For Ever por el Clausura del Argentino B fue merecida, lograda con esfuerzo y sin reproches en el resultado. Ahora, en la cancha no se vio el buen juego que pretende el técnico, pero a lo mejor es improcedente pedirlo cuando la tabla de posiciones y la tribuna exigían una victoria como sea.
Claro que los goles no llegan sólo por el deseo, pero el domingo, el equipo franjeado necesitaba mostrar y mostrarse que está vivo. Que la intención de poner la pelota contra el suelo y llegar con prolijidad es viable, pero que debe venir de la mano de la actitud.
De todas maneras, aunque fue más sólido, más paciente (como destacó el DT) y algo más incisivo, no tuvo Guaraní el tiki-tiki buscado.
Tampoco la elección del once inicial colaboró a ese fin. Los tres del fondo pueden salir con prolijidad; Sebastián Carrizo, levantar la cabeza y marcar la diferencia; Leonardo Moyano, no complicarse y entregar la pelota al compañero más cercano. ¿Y después?
Ricardo Vera jugó como el delantero más retrasado pero lo suyo es la explosión de tres cuartos de cancha en adelante, y ni el sacrificio de Gabriel Albarracín ni la ineficacia de José Romero (llamativamente, parte del público lo aplaudió cuando fue sustituido) puede servirle para asociarse.
Adelante, el paraguayo Pedro Velázquez suma y el debut de Gustavo Villalba el domingo restó.
De hecho, con los ingresos de Lucas López García y de Elián Kopp -ambos más sueltos, sobre todo Bichi, como mediapunta- el ataque franjeado ganó en frescura y posibilidad de juego más vistoso.
Por otra parte, en la zaga quedó claro que fue un acierto intercambiar las funciones de Alberto Valdez y Leandro Fernández. Ambos fueron de menos a más, el Negro como perro de presa para no dejar mover a los delanteros y el ex El Porvenir, con cruces oportunos.
Párrafo aparte merece el regreso de Ariel Silva. El diminuto lateral, aún falto de ritmo tras recuperarse de una rotura de ligamentos, cumplió una función poco habitual para él, la de stopper, pero como Moyano y Carrizo alternaron para sumarse al fondo cuando fue necesario, al Torito no le tocó tanto ocuparse del juego aéreo. Con la entrega de siempre, su rendimiento se podrá analizar con el correr de los partidos.
De esta manera, el panorama le esboza a Guaraní una sonrisa que durará al menos hasta el domingo, cuando reciba a La Florida de Tucumán por el interzonal. Pero para que se mantenga, además de mostrar los dientes, el equipo posadeño deberá plasmar la filosofía de juego elegida.

Fuente: territoriodigital.com

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