Futbolistas misioneros no quieren perder el ritmo

Futbolistas misioneros no quieren perder el ritmo

Buscar el sueño. Ezequiel Da Silva ayuda a los chicos para darles una mano en el camino a Primera (Foto Primera Edición)

Mientras aguardan por el regreso a las prácticas, varios players misioneros que juegan en Buenos Aires armaron un grupo de entrenamiento en Posadas. A cargo está Ezequiel Da Silva, que se convirtió en profe de un equipazo.

Es lunes por la tarde y la noche comienza a caer sobre la ciudad. Como en miles de canchas de la provincia, el ritual se repite. Sin embargo, en uno de los complejos de la capital provincial, la calidad de juego dentro del césped sintético sorprende a los rezagados del turno anterior que ultiman detalles para cumplir con el protocolo y abandonar cuanto antes el lugar.

La mirada fina permite entender entonces el porqué. Enseguida se reconoce entre los players a Cristian Barinaga, figura de Guaraní que viene de jugar en San Martín de San Juan; a Federico Martínez, el amigo de Neymar que juega en la Primera B Metropolitana; a Rodrigo Bareiro, ex Estudiantes de La Plata; a los pibes que juegan en la Reserva de Banfield, Los Andes y Almagro; al arquero que ya hizo su debut en Portugal.

¿De qué se trata? El ingenio popular bien podría bautizarlo como el Posadas Camp. Y estaría en lo cierto. Se trata de un nutrido grupo de jugadores misioneros con presente en Buenos Aires que, varados por la pandemia y a la espera del regreso a las prácticas, conformaron un grupo que entrena casi a diario en Posadas.

“La idea surgió con algunos jugadores profesionales como Cristian Barinaga, Fede Martínez y Rodri Bareiro. Como somos amigos con la gente de Nápoles, a quienes además aprovecho para agradecer por el espacio, se me ocurrió darle una mano a todos los chicos que están parados por la cuarentena. Empezamos a entrenar con ellos tres y subimos videos a las redes sociales. Enseguida se sumaron chicos de Almagro, Banfield, Los Andes y otros más”, contó a El Deportivo uno de los ideólogos, Ezequiel Da Silva (34), devenido en entrenador del equipo misionero de las estrellas.

Futbolistas misioneros no quieren perder el ritmo

Hagan juego. Muchas de las promesas misioneras entrenan a la espera del regreso a Baires.

Una veintena de players participa por estos días del Posadas Camp. A los más conocidos como Barinaga, Martínez y Bareiro, se le sumaron varias promesas que juegan en Reserva, como Gonzalo Valdivia y Tomás Adoryán (Banfield), Mati De Jesús (Almagro) y Nico Gallardo (Los Andes). También entrenan con el grupo el arquero Lucas Calvo (actualmente en Portugal) y Nacho Martínez (en Córdoba), entre otros.

“Son chicos que están en lo más alto, a otro nivel, sin subestimar a nadie. Y a ellos también se sumaron chicos que juegan la Liga Posadeña, como Adrián Ramírez, Nicolás Golomba, Juampy Ojeda o Diego Romero. Eso es doblemente bueno, porque también suman experiencia y roce al entrenar con ellos”, explicó Da Silva.

La idea, sin dudas, surgió a raíz de una demanda. Salvo los equipos de Primera División, el resto no fue autorizado a volver aún a los entrenamientos. Pero en Misiones, las prácticas ya están autorizadas.

“Muchos estaban parados desde hace cuatro o cinco meses. Todos entrenaron en su casa durante el parate, pero no es lo mismo, acá hacemos mucho con pelota. Los chicos quieren jugar”, agregó Eze, quien contento afirma que “se armó un grupo muy lindo, que era la idea principal. El objetivo es que ellos lleguen lejos. Nosotros lo hacemos de onda, porque nos gusta el fútbol y estamos en este ambiente. No cobramos nada, sólo queremos que ellos no pierdan ritmo y que vuelvan con todo”.

Da Silva maneja la batuta. Organiza cada encuentro y prepara algunos trabajos, más allá del aporte que los propios players brindan a diario a la hora de los ejercicios. “Trato de informarme bien de todo, miro cosas en YouTube y trato de que se exijan. Ellos me dicen que les sirven estos trabajos, así que eso me deja más que conforme”, se contenta.

Y Eze enseguida reconoce que, más allá de que no ostenta título alguno, muchos de los chicos lo llaman de “profe”. Por eso, aclara que hace lo que hace porque lo moviliza el fútbol, la pasión por la pelota.Futbolistas misioneros no quieren perder el ritmo

“Yo no soy profe ni nada, soy un amante del fútbol. Amo el fútbol. Por eso, siempre trato de darle una mano a los chicos, ya sea con esto o tratando de llevarlos a probar a algún club de Buenos Aires. Esto es algo que me encanta y sueño junto a ellos para que lleguen a Primera”, se emociona Da Silva.

¿Es el sueño que Ezequiel no pudo lograr? “Claro”, responde el “profe” con una sonrisa. “Creo que todos los que estamos en esto, en el fútbol, somos ‘futbolistas frustrados’. Pero es lo que nos gusta y uno, que tuvo ese sueño y no pudo cumplirlo, trata de ayudar para que estos pibes lleguen. Qué se le va a hacer, la suerte no siempre es para todos”, dice desde la experiencia.

Los reflectores se encienden y la mini Selección Misionera continúa con la práctica. Primero será fútbol tenis y el novedoso fútbol mesa, una suerte de ping pong pero bajo las reglas del deporte rey. Después habrá trabajo con pelota y definición. Cuando la pandemia afloje, muchos volverán a Buenos Aires detrás de una ilusión. Algunos lo lograrán. Otros, no.

“Que alguno de los chicos llegue a Primera va a ser para mí, un sueño cumplido. Mi satisfacción va a ser sentarme frente a la televisión y verlos jugar. No va a haber plata que pueda comprar ese momento”, cierra Da Silva, el capitán del Posadas Camp, un oasis de fútbol en el desierto del virus.

Fuente: Primera Edición.

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