Ignacio Fideleff, un trotamundos que busca impulsar al fútbol misionero

Ignacio Fideleff de la tierra de Maradona a Misiones. //Foto: Guadalupe De Sousa.

Ignacio Fideleff de la tierra de Maradona a Misiones (Foto: Guadalupe De Sousa., El Territorio)

Lo dejaron libre dos veces de Rosario Central y se fue a probar a Newell’s. Llegó a debutar en Primera División con la Lepra y emigró al fútbol italiano para jugar en Napoli. Vivió en la ciudad a la que Maradona le dio los mejores años de su carrera y por lo que los argentinos son amados. Puede dar fe de ello.
El fútbol y la vida lo llevaron a varios lugares. Islandia, Finlandia, Malta, Paraguay, Grecia e Israel fueron las escalas en la vida de Ignacio Fideleff, quien desde 2020 se quedó a vivir en Misiones junto a su familia y que ahora sueña con darle un impulso al fútbol de la tierra colorada.
«Hay que dar un contexto de Primera División para que la gente quiera venir acá. Ese es mi motor. Ojalá se puedan cambiar las cosas», se ilusiona el ex defensor de Newell’s.
Cuando debutó en 2008 con la Lepra no se imaginaba todo lo que vendría. Tres años después se fue a jugar a Italia, al Napoli. Fue campeón, pero las lesiones marcaron una parte de su carrera y a partir de eso entendió que «en el fútbol hay lugar para todos».

Pasó por Parma, Maccabi Tel Aviv de Israel, volvió a la Argentina para jugar en Tigre, se fue Paraguay para ser parte de Nacional y regresó a Europa para jugar en Grecia, Finlandia y Malta. Fue el primer argentino en llegar al fútbol de Islandia, pero no llegó a jugar con el IBV de manera oficial.

Empezó a estudiar, se recibió de entrenador para seguir ligado al fútbol y en 2020 la pandemia lo agarró en Misiones, tierra de su pareja. Ya con hijos, el ex futbolista decidió quedarse luego de miles de kilómetros recorridos.

A sus 35 años, Ignacio Fideleff quiere volcar toda esa experiencia de años en el mundo del fútbol para darle chances a otros. Para que otros puedan llegar al fútbol de elite, pero que puedan pensar que también hay miles de oportunidades en distintos lugares del mundo.

«El intentar cambiar necesita de una fundación que complemente a los clubes. El año que viene, si todo va como planificamos, empezaremos sin recursos, pero a traer gente para hacer clínicas. Que vengan y le permitan al jugador misionero tener experiencia. Con pocos recursos queremos que el chico misionero tenga un contacto con el fútbol de elite», explicó.

“Nosotros entrenábamos y veíamos que en la cancha de al lado estaban los de Primera División, entonces tenés un anhelo cerca. Las posibilidades están cerca. Fin de semana de por medio ibas a la cancha y jugabas a ser ese jugador. Acá los chicos no tienen eso, no lo ven y pierde la factibilidad todo eso. Como que el sueño es muy lejano”, analizó.

«No todos llegan (a ala elite), pero esa formación te da un montón de valores, de maneras de entrenar, de no bajar los brazos», comentó.

Su experiencia le hizo comprender que las posibilidades están y que si bien el gran sueño es jugar en la elite, también se abren otras chances a lo largo de la carrera de un futbolista que le pueden dar grandes alegrías.

«Mil jugadores jugadores pasaron por Boca en los últimos 35 años ¿qué posibilidades hay de que me toque? Pero a la par hay un montón de otras posibilidades. Muchos anhelamos ese fútbol de elite, pero en realidad solamente llega el 1 por ciento, pero después hay un gran porcentaje que puede vivir del fútbol y hacer lo que le gusta. No vas a terminar tu carrera y te vas a quedar en tu casa a tomar sol, pero ese chico quizás tiene su casa, su auto, vivió durante mucho tiempo de lo que le gusta, conoció lugares, aprendió idiomas», graficó y tiene ejemplos que lo sostienen.

«En Malta estuve con Enzo Ruiz, un chico de Rosario que debutó en Boca con (Julio) Falcioni y no le fue bien. Se fue a Mendoza y no le fue bien, estuvo en Chile y tampoco jugó. Se le empezaron a cerrar las puertas. Era un chico que debutó en Boca, entonces condiciones tenía, terminó en Malta y hoy es capitán del equipo más grande y no está mal», contó.

«En paralelo había un chico que llegó con 18 años y lo habían dejado libre de la Reserva de Gremio, no llegó a la Primera División. Hoy, a cinco años, se naturalizó y juega con la selección de Malta. Al naturalizarse pasó a ser de la comunidad europea y se le abrieron un montón de puertas. Hay muchas posibilidades que no las ves porque no las percibís como cercanas, pero son factibles. En el fútbol hay lugar para todos», destacó.

En la tierra de D10s

El 31 de agosto de 2011, Ignacio Fideleff pasó de Newell’s a Napoli. De Rosario a Nápoles. Había una conexión entre esos clubes: Diego Armando Maradona. «Para nosotros Maradona es como parte de nosotros. Para ellos somos como hijos de Dios. Tenemos la misma sangre que Maradona», explicó sobre lo que sienten los napolitanos por el 10 y por los argentinos.

«Yo llegaba y tenía banderas argentinas en mi casa. Es lo que uno piensa, pero mucho más. Para ellos si sos argentino sos parte de su historia. Te llevan comida y si te ven te lavan el auto y uno piensa ‘¿no será mucho?’. Te sentís en deuda. Maradona cambió la historia de ellos», aseguró.

Con Napoli ganó la Copa Italia 2011/12, el primer título luego de la era Maradona. Napoli derrotó 2-0 en la final a Juventus, como si todo hubiese sido obra de Maradona.

Ignacio Fideleff, un trotamundos que busca impulsar al fútbol misionero

«Siempre con el tiempo se dimensionan las cosas. Yo llegué a Napoli y estaba el Pocho Lavezzi, que era la gran figura argentina pos Maradona. Hoy Napoli tiene una esencia de pelear campeonatos, de competir en Champions. En ese momento era el renacer con (Aurelio) De Laurentiis que lo había comprado cuando estaba quebrado», describió sobre su paso por Nápoles.

Pero ahí también comenzaron sus problemas con las lesiones. En realidad venían desde antes, pero en Italia empezó a sentir los efectos constantemente. «El día que a mi me venden nosotros jugamos contra Belgrano en Córdoba. Me llaman esa noche de que me querían de Napoli porque buscaban un central. Al otro día me mandaron el contrato, preparé el bolso y me fui. Era 31 de agosto y cerraba el mercado de pases, llego a Roma y se hace la firma todo y no hubo revisión médica», recordó y explicó que «yo ya venía con varias operaciones en la rodilla y siempre me hacían cosas para parcharla, nunca una solución definitiva y tampoco cuidar al jugador».

Fideleff entró, entonces, en una dinámica complicada porque jugaba menos de lo que quería. Buscó soluciones y se fue hasta Barcelona para terminar con los problemas de rodilla. «Cuando me operé con los médicos del Barcelona, uno me contó que a Eto’o le cocieron el menisco con 16 años, pero la realidad es otra, porque yo no era Eto’o», bromeó. «Si te hacen esa cirugía estás seis meses sin jugar, entonces pasa otro a jugar en tu puesto y después hay que ver si recuperás ese tiempo. Es una dinámica que te va formando», graficó.

«Cuando me di cuenta que no iba a ser el que yo quería ser, hice un balance y lo hablaba con mi viejo de que estaba mal, pero no tan mal», comentó entre risas.

Si bien las lesiones lo privaron en ciertos pasajes de su carrera de poder estar más tiempo en la elite no lo tiene como un reproche. Se abrieron esas posibilidades de las que antes habló, la chance de conocer otros países, de aprender de otros idiomas, de vivir de lo que lo apasiona.

Ahora, el trotamundos Fideleff, busca que esas posibilidades, esas oportunidades, le lleguen a otros. Será desde Misiones, será primero con el fútbol formativo, pero fiel a su estilo, no le cierra las puertas a ninguna oferta de cara al futuro.

Fuente: Diego Vain, El Territorio.

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