El deporte le pone el hombro a la pandemia

El deporte le pone el hombro a la pandemia

Desde las instituciones nacieron ideas para ayudar a los que peor la pasaron y hoy, escenarios como el polideportivo «Finito Gehrmann» son vacunatorios (Foto: Natalia Guerrero, El Territorio)

La pandemia de coronavirus puso sobre la mesa un montón de desigualdades, que durante mucho tiempo se intentaron tapar. Pero también dejó en claro que quienes siempre están dispuestos a ayudar tendrían un papel fundamental.
La incertidumbre y el miedo de los primeros meses, cuando los conocimientos acerca del Covid-19 eran muy pocos, fueron el punto de partida para que la solidaridad se hiciese presente ante las adversidades.
Los clubes fueron y aún son grandes golpeados por la pandemia. No solamente los deportivos, sino también los que se dedican y ponen sus espacios para las reuniones sociales, los que son el lugar de reunión y de encuentro para muchas persona. La “vida del club” dio un giro de 180 grados.
Sin actividades, los espacios de los clubes tuvieron que adaptarse. Allí se vieron, durante los primeros meses del 2020, los primeros signos de la solidaridad de las instituciones. Los gritos y el murmullo del día a día cambiaron por silencio, pero dentro de los clubes no dejaron de trabajar.

Muchos adaptaron sus canchas y sus polideportivos para ayudar. En Posadas, Huracán instaló camas en su sede del centro y también se puso a disposición el polideportivo Finito Gehrmann con el mismo fin. Eldorado siguió el mismo camino y en Oberá los lugares para los posibles enfermos de Covid-19 quedaron disponibles en el Ian Barney II.

Mientras transcurrieron los meses, las camas, afortunadamente, no fueron necesarias. Todo lo que se había preparado era para suplir la falta de lugares en los hospitales de la provincia y de a poco los clubes recuperaron su vida “normal”, aunque no dejaron de ser necesarios.

Crucero del Norte puso su complejo de cabañas para quienes entraban a la provincia y debían realizar la cuarentena obligatoria. Miles de personas llegaron a Misiones y estuvieron alojadas en Santa Inés. Otro ejemplo de que los clubes estuvieron al pie del cañón.

Pero también hubo otros que eligieron estar cerca de la gente. Salir a las calles cuando todo era incertidumbre y ponerle el cuerpo a la pandemia.

Desde Carayá, en Eldorado, decidieron realizar jornadas de limpieza en hospitales y también juntaron distintos elementos y comida para donar. Monos en Acción fue el nombre que recibió la cruzada solidaria, que llegó para quedarse.

Los muchachos del Tiro Federal Sabalero de Posadas se largaron a cocinar. Armaron viandas y las repartieron en los barrios más necesitados cuando la cuarentena estuvo en su momento más estricto.

Se levantaron las camas y los socios pudieron regresar a las sedes, a practicar deportes, a juntarse y empezar a transitar una nueva etapa de la pandemia. Con todos los cuidados, pero también con la necesidad de volver a la presencialidad, las personas le dieron la vida que los clubes conocían.

Las instituciones estuvieron cerca de quienes lo necesitaron en la pandemia y hoy, todavía, siguen siendo el lugar para contener y dar respuesta ante tantos interrogantes que planteó la pandemia, porque la solidaridad no se negocia.

Fuente: Diego Vain, El Territorio.

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