Abril, mes maldito. Bestia negra. Mala fortuna. Fueron palabras que se escucharon ayer tras la durísima é imprevista eliminación de Mitre –por tercera temporada consecutiva- del Torneo del Interior. Y fue otra vez a manos del bravo Ferroviario de Corrientes, como en 2007, y como también le pasó hace un mes a Brown y hace 15 días a Vicov de Eldorado.
Si bien es cierto que Mitre debe consultar al menos a cinco brujas, deshacer diez gualichos y pegarse un baño de azúcar, hay otras cuestiones que explican esta nueva frustración como el factor externo –el escaso apoyo económico- y los viejos fantasmas que persiguen a un equipo tan elogiado por su buen juego pero a la vez tan endeble a partir de su irregularidad y su falta de temple y amor propio para los partidos cruciales.
Claro que esta vez tuvo todo a favor para meterse tranquilo entre los 32 mejores del país: Una victoria (3-2) en la ida, un gol tempranero, la localía… Pero un minuto de distracción en el inicio del ST le bastó para desnudar a un equipo que es débil de espíritu, que no tiene líderes en el campo y que ante el primer golpe, se cae.
Ya le pasó en dos finales perdidas del Provincial con Huracán, en aquella recordada semi de Liga cuando había goleado a Guaraní en Villa Sarita 5-3 y luego perdió 3-0, también en abril de 2008 cuando cayó a manos de Salto Grande, y todo en casa…
¿Y si exorcizan el estadio?
Ya dijimos en la segunda fecha de este certamen, cuando empató 1-1 en Villa Urquiza con Brown, que Ferroviario era un buen equipo, que jugaba de memoria, que por algo había llegado hasta las semifinales de la edición pasada. Y dos meses después la realidad nos dio la razón: eliminó a los tres equipos misioneros.
Casi nada…
Por eso no hay que machacarle sólo a Mitre por la eliminación. El Ferro es un equipo que conoce casi todos los aspectos del juego: cuando tiene que jugar juega, cuando tiene que meter, mete. Existe una gran solidaridad en su plantel, todos tiran y meten parejo, conforman un grupo solidario, con un líder natural como el 9, Alfredo Villegas, con personalidad, que se agranda en las difíciles y encima liga.
Casi nada…
¡Maldita lluvia!
La tarde lluviosa pintaba tranquila para Mitre y nada hacía presagiar un desenlace como el que finalmente ocurrió.
Es que el grupo ya aprendió la lección y esta vez no subestimó al rival o a la situación como otras veces. Salió a jugar en serio, metido, concentrado y decidido. Y tuvo todo a favor luego del golazo de Fabián Sosa. Pudo haber hecho el segundo, pero como enfrente tuvo a un equipo que no se achica ni aún muerto, no lo liquidó y lo terminó lamentando.
Para colmo, el gol de entrada de Ramírez al minuto cambió todo (como en el último Crucero-La Florida) se agrandó aun más la visita y en el equipo de Carlos López entraron las dudas. Encima tras el 1-1 y luego de la expulsión de Manolo Sánchez Ocaña y José Fernández por agresión mutua, a nuestro juicio el técnico se equivocó al sacar a Beco Silveyra, el único que podía darle claridad al manejo, y encima pegarle de afuera en un campo pesado.
Armó línea de cuatro con el ingreso de Pili González, pero regaló la iniciativa, se metió muy atrás y se encerró en su campo.
No terminó de despertar nunca el Auriazul en el ST, porque Sosa fue bien tomado, sintió el rigor de la marca y el equipo quedó partido. Y encima Ferro empujaba y empujaba, con el talento de Paolo Portillo (jugó el Argentino A en Barracas de Libres con Dechat de técnico) con la lanza de Marcelo Herrera desde el fondo y fue justo el 2 que tomó un balón a 35 metros del arco, le pegó de lleno, la pelota dio en el travesaño, pico abajo y en la línea y se metió.
En el único error de la visita en la parte final, tres minutos después Diego Sánchez tuvo el empate pero no pudo con el gran achique del arquero que tapó su remate.
Pudo haberlo liquidado el equipo correntino con el golazo de Portillo que se le escapó a Sotelo pero el chaqueño Muchutti entendió que lo tapaban. No pareció off side.
Ya lo palpitaban…
Cuando el juez pitó el final y se venían los penales, festejaron todos los jugadores visitantes, que mostraron mayor mente fría y seguridad en la serie desde los 12 pasos y pasaron a cuartos de su llave.
Mientras tanto Mitre cierra otro año de lamentos y frustraciones y su ilusión de alcanzar a Crucero y Guaraní en el Argentino B otra vez se desvanece.
Juega bien al fútbol pero es un plantel corto, sin estrellas, sin el temple y la fortaleza necesaria y que no tiene líderes naturales en el campo de juego. Por lo demás, le falta mucho en lo externo.
Sin dinero oficial y sponsors importantes, su sueño de ascender se parece a una lejana utopía, más allá que la realidad golpee con crudeza desde cerca.
(*) Por Hugo Bruenner, editor de Tendencia Deportiva.
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