Darío Piñeiro, un laburante del atletismo

Darío Piñeiro comenzó a correr de grande, a los 25 años, y competía en alpargatas. Alterna su carrera deportiva con su trabajo en el depósito de un mayorista (Foto El Territorio)

Darío Piñeiro comenzó a correr de grande, a los 25 años, y competía en alpargatas. Alterna su carrera deportiva con su trabajo en el depósito de un mayorista (Foto El Territorio)

Un gesto lo pinta a Darío Piñeiro (37) de cuerpo entero: en abril ganó la Maratón Día del Veterano de Malvinas, una pequeña se acercó a saludarlo y le preguntó si le regalaba el trofeo que había logrado minutos antes; él no dudó un segundo y la nena se fue sonriente, con un souvenir de lujo bajo el brazo.
“Para mí fue muy gratificante, porque por ahí ese gesto le sirve a la nena para motivarse y empezar a correr, que es una actividad saludable y te regala un montón de amigos”, reflexionó el atleta, con la profunda sencillez que lo caracteriza.
Darío comenzó a correr de grande, a los 25 años, y competía en alpargatas. Enseguida se prendió con los mejores de la provincia y empezó a destacarse. Siempre alternando los entrenamientos y la competencia con su trabajo en el depósito de un conocido mayorista local.
Durante años su entrenamiento fue venir y volver hasta Guaraní trotando, donde reside. Así, durante el año 2004 ganó 22 de las 28 competencias que disputó en diferentes puntos del país y la provincia.
Sus triunfos lo convirtieron en una de las principales figuras del deporte local y ese año fue reconocido como el Mejor Deportista Obereño.
Fue incursionando en diferentes distancias y, siendo amateur, se midió de igual a igual con los mejores del país. Muestra de ello es lo que hizo durante el último fin de semana, donde obtuvo el tercer puesto y medalla de bronce en los 10 mil metros del 93º Campeonato Nacional de Mayores que se realizó en Santa Fe.

Todo terreno
A los 37 años, cuando muchos piensan en el retiro, Darío Piñeiro disfruta de un gran momento deportivo. Lo que hizo el fin de semana tiene ribetes de hazaña, ya que llegó una hora y media antes de la carrera de los 10 mil metros.
“Viajamos en colectivo y llegamos sobre la hora. Ni desayunamos”, reconoció con una sonrisa en un alto de sus labores diarias, de regreso en Oberá.
Si bien no corrió en las condiciones ideales, claro está, se mostró satisfecho por la marca de 33 minutos y 28 segundos. El domingo, en tanto, corrió los 5 mil metros y marcó 15 minutos y 57 segundos.
“La verdad que fue una experiencia muy buena competir con los grandes del país. Fue la primera vez que pudimos correr un Nacional y tengo ganas de seguir representando a la provincia”, subrayó.
El obereño es un todo terreno y se amolda bien a todas las distancias. En mayo del 2007 marcó 1 hora 10 minutos y 54 segundos en la media maratón de Rosario; mientras que en junio 2008, en la misma ciudad, sorprendió a propios y extraños al obtener un meritorio segundo puesto en la general de la Maratón Internacional de la Bandera.
Fue su debut en la distancia de 42 kilómetros, con registro de 2 horas 30 minutos y 45 segundos, récord misionero de la especialidad.

Talento y esfuerzo
Nació y se crió en Colonia Alberdi, donde cursó la primaria y la secundaria. A los 17 años se mudó con su familia a Gobernador Udaondo, provincia de Buenos Aires, y aprendió de los rigores de la vida en el campo.
Trabajaban en los tambos y ahí no había descanso. “Nos levantábamos a las tres y media de la mañana y casi no parábamos en todo el día. Y creo que es vida me fortaleció para afrontar todos mis compromisos con responsabilidad”.
“Yo pienso que a veces uno se queja de lleno. Cuando era chico mis abuelos me contaban que habían venido de lejos y sin nada, que la vida era muy difícil y muy diferente a lo que es hoy en día”, expresó convencido.
Y agregó: “Siempre me gustó el atletismo pero empecé a correr de grande, cuando volví de Buenos Aires. Pero en este deporte uno se va haciendo con los años, hay que tener paciencia y no apurarse, no quemar etapas y disfrutar, sobre todo disfrutar”.
Más allá de sus logros deportivos, la gente del atletismo lo reconoce por su humildad y sencillez. “De qué te sirven un motón de trofeos si la gente no te quiere. Cuando empecé a correr no le ganaba a nadie, pero empecé hacer amigos de entrada y eso es lo mejor que tiene el deporte”, subrayó Darío convencido.

Fuente: El Territorio.

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